Estilo de vida

¿Qué tan peligroso es consumir mucha sal?

La forma más común del sodio, la sal de mesa, es una parte indispensable de la dieta, y es que no solo añade sabor a los alimentos, sino que también es beneficiosa para nuestro organismo. Controla la presión arterial y el volúmen sanguíneo y ayuda a nuestros nervios y músculos a funcionar adecuadamente.
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Sin embargo, consumirla en exceso puede ser perjudicial, pues está vinculada a la hipertensión y, por consecuencia, a un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón.

La sal y las enfermedades cardiovasculares

Un estudio a gran escala, en el que participaron más de 20.000 personas de 600 pueblos chinos que habían sufrido un derrame cerebral o eran mayores de 60 años, demostró que limitar el consumo de sal reduce el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
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Durante el experimento que duró cinco años, los participantes fueron divididos en dos grupos. Los voluntarios del primer grupo consumían un sustituto de la sal, mientras que los del segundo seguían con la misma dieta.
Los autores del estudio concluyeron que los participantes del primer grupo tenían menos sodio en su orina y mostraron una reducción en la presión arterial. En cuanto al riesgo de sufrir un ataque al corazón, era un 13% menor en comparación con los voluntarios del segundo grupo. También tenían un 14% menos posibilidades de sufrir un derrame cerebral.

¿Cómo puedes reducir el consumo de sal?

Una cucharadita de sal contiene dos gramos de sodio, lo que equivale a la ingesta diaria recomendada. Al mismo tiempo, el consumo de sodio en todo el mundo oscila entre 2,2 y 5,5 gramos, según datos de un estudio realizado en 66 países.
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Si bien podría resultar difícil para algunas personas, no es imposible reducir el consumo de sal, coinciden los expertos. Un estudio a gran escala, llevado a cabo en 2017, reveló que la asistencia de un dietista nutricionista ayuda a reducir el consumo de sal y de sodio en dos gramos y 780 miligramos diarios, respectivamente, durante períodos de hasta cinco años.
Las estrategias a gran escala resultan incluso más eficaces: por ejemplo, en Finlandia y Japón, se logró reducir el consumo de sal en cuatro gramos diarios.
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