El 24 de septiembre, el volcán entró en una fase aún más explosiva, algo que abrió dos nuevas bocas eruptivas. Y al día siguiente, el cono principal de la erupción sufrió una rotura parcial y dejó una colada de bloques deslizándose por la ladera.
Hasta la fecha, más de 6.000 vecinos han sido evacuados de la zona. De momento, no se informa de heridos ni de víctimas mortales. Al mismo tiempo, los flujos de lava han destruido casi 200 edificios y carreteras. Se espera que la catastrófica erupción dure entre 24 y 84 días.