La sugerencia del equipo de científicos especializados en cáncer de la Universidad de Tel Aviv de que la misma proteína que protege el ADN del daño solar y que se encuentra en las células de la piel, llamada p53, causa también cambios hormonales, fisiológicos y comportamentales que desencadenan el deseo sexual, de ser cierta, explicaría tal vez el concepto de "amor de verano".
El artículo que la explica, publicado en la revista Scientifc Journal Cell Reports, revisado por pares, especifica que hay muchas proteínas que fueron observadas por el equipo de la profesora Carmit Levi, del departamento de genética molecular humana y bioquímica, que se modificaban en la sangre después de la exposición solar y que están relacionadas con la pasión.
Las hipótesis sobre las conexiones entre el sol y el sexo no son nuevas, y se sabe desde hace tiempo que el sol produce un aumento en los niveles de testosterona en hombres, pero el proceso que provoca esos cambios no ha sido entendido aún.
"Nuestros descubrimientos sugieren oportunidades de tratamiento para disfunciones relacionadas con el sexo y los esteroides", dice el artículo de Levi.
El estudio
La investigación se llevó a cabo en tres fases, por parte de los doctorantes Roma Parikh y Ashchar Sorek, y en la primera de ellas se exponía a ratones a rayos UVB. El equipo informó de resultados "dramáticos" porque vieron un aumento significativo de los niveles hormonales en las hembras. La atracción entre machos y hembras también aumentó y ambos se mostraban más propensos a entablar relaciones sexuales.
"En ratonas, la exposición a los rayos UVB hace aumentar los niveles hormonales del eje hipotálamo-pituitario-gonadal, lo que provoca ovarios más grandes", decía el comunicado de la universidad. Y agregaba que los días de celo también aumentaban
En la segunda fase del experimento buscaron confirmar la hipótesis de que la proteína p53 es la responsable de los cambios sexuales. Quitaron la p53 de las células de la piel de los ratones y después los expusieron a los rayos UVB. Comprobaron que no se produjo ninguna modificación en su comportamiento sexual.
¿Y los humanos?
En la tercera fase, un grupo pequeño de 32 humanos recibió fototerapia UVB en dos centros médicos del país, el hospital Sourasky y Assuta.
Tanto hombres como mujeres respondieron haber sentido un aumento en los niveles de pasión, los hombres también reportaron aumento en la agresividad. Después, evitaron la luz del sol por dos días y entonces recibieron 25 minutos de sol. Al ser estudiados se observaron cambios en la composición de su sangre, incluido un aumento de los niveles hormonales que provocan el deseo sexual.
Levi dijo que su estudio podría llevar a terapias que logren contabilizar los niveles de p53 y, según su conteo, administrar radiación ultravioleta UVB que imita la luz del sol, para impactar en los niveles hormonales y provocar el aumento del deseo sexual.
Los investigadores señalaron en el comunicado que su estudio puede servir para tratar desarreglos hormonales, así como para una mayor comprensión del papel que juega la luz del sol en procesos de comportamiento y psicología humanos. “Esto es solo la punta del iceberg”, señaló Levi. “Al carecer de pelaje, la piel de los humanos está directamente expuesta al sol. Y solo ahora empezamos a entender qué es lo que esta exposición nos provoca y cómo nos afecta al comportamiento y a la psique”, agregó.