Concretamente unos 75 años, tal y como asegura en conversación con Sputnik el arqueólogo y director del proyecto de investigación que lidera el proyecto de excavación, Jordi Diloli. "Después de esos años, el poblado se abandonó pacíficamente", explica. "Suponemos que la gente bajó a vivir al valle a otro sistema económico y social".
Arqueólogos de la Universidad Rovira i Virgili (URV), en Tarragona, han localizado en una de sus excavaciones una panoplia de guerra compuesta por varias armas, entre ellas, una punta de lanza, un soliferreum, (un arma arrojadiza de hierro muy característico del armamento prerromano peninsular que podría traspasar más de un guerrero si iban en fila), una falárica, un cuchillo afalcatado y al menos un fragmento identificable de la vaina de una espada, aunque curiosamente, no han hallado la espada como tal.
El lote se corresponde con la panoplia ofensiva prácticamente completa de un guerrero íbero. Se trataría de la residencia de un personaje distinguido, que tendría alguna preeminencia sobre el resto de los habitantes del poblado.
Posiblemente, las panoplias completas pertenecerían a los
grupos más favorecidos de la comunidad, unas élites que participarían en las decisiones políticas de su colectivo. Sin embargo, las armas estarían asociadas no tanto a una élite aristocrática como al estatus de
"hombre libre". ¿Qué quiere decir esto? Que la persona podía decidir libremente y participar en decisiones políticas, como una especie más acercada al mundo griego.
Que sea un hombre o una mujer el dueño o dueña de dichas armas, sigue siendo un misterio sin resolver. Y no sería extraño que perteneciese a una guerrera pues en
algunas necrópolis se han hallado tumbas con armas en enterramientos femeninos. "
La guerra se ha asociado siempre con el hombre, pero la posesión de las armas no", afirma Diloli. "Al ser un bien muy preciado podría estar también en manos de mujeres".
También han encontrado
herramientas relacionadas con la producción agrícola y las tareas domésticas. Entre estas destacan, por
su buen estado de conservación, un podón, una podadora, un rastrillo y una azadilla, cuatro objetos que componen un grupo de utensilios agrícolas que podrían indicar cierta especificidad relacionada con el trabajo vitivinícola.
Los responsables de este hallazgo son los arqueólogos del grupo de investigación Seminari de Protohistòria i Arqueologia (Gresepia) de la URV que realiza excavaciones en la zona L’Assut desde el año 2000. Los datos de la excavación se han publicado recientemente en el último número de
la revista Gladius, aunque lo encontraron hace tiempo y lo tenían en estudio. Actualmente trabajan en una campaña a nivel de descubrimiento de estructuras arqueológicas porque han localizado la
muralla exterior del poblado muy rara por sus características. Están tratando de descubrir qué es.