El secreto consiste en la dirección del primer corte que se hace con el cuchillo. Normalmente tendemos a cortar los melocotones por la línea natural que los recorre longitudinalmente (desde el extremo superior hacia el inferior), pero no es la mejor forma. En realidad, es mejor hacer el corte en el eje transversal, como si estuviéramos trazando el ecuador sobre la fruta.
Acto seguido, agarra el melocotón por las dos mitades y gíralas en direcciones opuestas, como si quisiéramos abrir un envase, explica la bloguera culinaria Holly Hanes. Así será fácil separar las dos mitades.
Después, debemos coger la parte con el hueso y cortarla una vez más por la mitad en dirección perpendicular al primer corte. Luego, se repite la acción de girar las dos partes resultantes, dejando el hueso tan expuesto que será muy fácil retirarlo sin perder nada de la preciada pulpa.