"Parece lo de siempre": los supuestos juegos de espionaje de Rusia y Cataluña
16:17 GMT, 3 de septiembre 2021
Cataluña y Rusia comparten encabezados de nuevo. En concreto, se relaciona al país europeo con la financiación de un grupo de manifestantes violentos tras la sentencia del 'procés'. La Fiscalía ha rechazado una investigación por parte de la Audiencia Nacional por falta de pruebas.
Lea en SputnikLa supuesta injerencia rusa en la política internacional vuelve a copar titulares de distintas cabeceras periodísticas. Un artículo del New York Times sitúa al alto consejero del expresident catalán Carles Puigdemont, Josep Lluis Alay, en Moscú en 2019. Según el escrito, fundamentado en un informe de la Guardia Civil, Alay se habría reunido con el empresario Alexander Dmitrenko, quien le habría presentado a varios funcionarios del Kremlin o al nieto de un conocido espía del KGB. Incluso, se habría reunido con Andrei Bezrukov, exagente del servicio de inteligencia soviético e inspirador de la conocida serie The Americans. Su objetivo era garantizar la ayuda rusa para lograr la independencia de Cataluña.
A su vuelta de Rusia, el movimiento Tsunami Democràtic apareció pocos meses después, próximo a la sentencia de los presos del procés. Los manifestantes ocuparon las oficinas de uno de los bancos más importantes del país, cortaron la autopista que conecta España y Francia y bloquearon el aeropuerto de Barcelona. Los expedientes policiales a los que ha tenido acceso el New York Times relacionan a Alay con Tsunami Democràtic y a su vez con ciudadanos rusos que volaron a Barcelona en la fecha de las protestas.
17 de mayo 2021, 17:38 GMT
El texto se cierra con un comentario en el que indica que con el fin de "mantener contentos a sus contactos rusos", Puigdemont debía evitar cualquier declaración pública que pudiera molestar a Moscú. Así, lo comunicaría Alay al exmandatario y al abogado de este, Gonzalo Boye. Información que niegan completamente.
"Las informaciones aparecidas tienen como fundamento un informe de la Guardia Civil que está lleno de falsedades, incongruencias e intoxicaciones. El único objetivo del informe es desprestigiar y criminalizar el independentismo catalán delante de la comunidad internacional y presentarlo como un elemento desestabilizador", reza un comunicado de la oficina de Carles Puigdemont.
El organismo acusa al Estado español de "revelar conversaciones privadas", acto que califica como "un intento de guerra sucia contra Cataluña y el movimiento independentista". Además, indica que todas las actividades internacionales de la Oficina de Puigdemont "son legales" y tienen la misión de "contribuir a la resolución democrática del conflicto político entre España y Cataluña".
Por otro lado, el comunicado recuerda que "el fiscal de Barcelona envió al Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona un escrito el 20 de julio en el que se pedía el archivo de la investigación contra Josep Lluis Alay al considerarla una 'investigación prospectiva y vulneradora de los derechos y libertades más elementales de una sociedad democrática'". Es más, la Fiscalía ha rechazado que la Audiencia Nacional investigue el entorno de Puigdemont en relación con Tsunami Democràtic. Era una petición del juez del caso Volhov, a quien fue enviado el informe de la Guardia Civil. El Ministerio Público ha descartado la solicitud al entender que las indagaciones judiciales "carecen de la más mínima motivación fáctica y jurídica".
Ante las noticias publicadas, la oficina de Puigdemont estudiará emprender acciones legales contra el Estado español o cualquier otro país. "Las evidencias señalan que la información ha llegado a los medios de comunicación antes que se levante el secreto de sumario", finaliza el comunicado difundido por redes sociales.
Misma historia
Rusia vuelve a estar en el punto de mira de la opinión pública. Una vez más, relacionada con el procés catalán. En 2020, la Justicia española archivó la investigación que vinculaba a Moscú con el referéndum por la independencia del 1 de octubre de 2017. Supuestamente, espías rusos se inmiscuyeron en el acontecimiento. La acusación no aportó pruebas suficientes para confirmar su teoría. Únicamente recortes de prensa y el testimonio de un único confidente.
La presunta complicidad entre Kremlin e independentismo
fue definida por los líderes del
procés como
una forma de dañar a la propia corriente catalana. A escasos días de la celebración de la Diada, el informe llega a los tribunales y posteriormente aparece en medios de comunicación. "Por supuesto que hay un cierto interés en su publicación. La judicatura española tiene sus posicionamientos y mueve piezas para debilitar las del enemigo. Hay que recordar que más allá de los temas judiciales, tiene un posicionamiento político", destaca el politólogo de comunicación e investigador social Víctor Prieto a Sputnik Mundo.
"Creo que no es la primera, la segunda, ni la última vez que la Guardia Civil se acoge a una evidencia o nimiedad para relacionar al procés con cualquier tipo de tormenta. Personalmente, no le doy ningún tipo de credibilidad a la información dada. No digo que una persona no haya podido no tener contacto con una agencia rusa. Pero, de aquí a hablar de que el Gobierno catalán tenga relación con agencias de espionaje rusa hay un trecho", señala Marc Guinjoan, investigador del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona, a Sputnik Mundo.
Guinjoan se muestra crítico con la posición de la Guardia Civil respecto al procés catalán. "Han filtrado información sobre cuentas bancarias falsas o acusado a personas de terrorismo y nadie los fiscaliza. Pueden emitir informes apócrifos y nadie interviene. Al final, generan un discurso muy negativo hacia una determinada corriente de pensamiento político. La Guardia Civil debe centrarse en mantener el orden, no en formar parte de la guerra sucia auspiciada por las cloacas del Estado", afirma.
El experto añade que relacionar el asunto con Rusia es "un argumento atractivo". "Si hubiese habido algún contacto con Estados Unidos no hubiese salido ningún tipo de información", asevera Guinjoan. Visión que comparte con el exeurodiputado Javier Couso, quien opina que existe una "clara tendencia desinformativa respecto a Rusia". La define como rusofobia. "Desde la tribuna parlamentaria, expuse un informe en el que recogía que la mayor parte de las acusaciones de injerencias rusas no estaban justificadas con un aval de los servicios de inteligencia. En muchas ocasiones, tan siquiera pudieron concretar una sola evidencia científica", asegura.
"Esta información parece lo de siempre. Mantener a Rusia como objeto de ataque. Tendencia que sigue España desde 2014, influenciada por la ultraderecha polaca, lituana o estonia. Es más, existe una estrategia clara para no fomentar la normalización de las relaciones de Rusia con la Unión Europea. Al final, un entendimiento mayor entre ambas haría menos dependiente a los Veintisiete de Estados Unidos. Por ello, la política atlántica busca socavar los intentos de acercamiento, a pesar de la necesidad de colaborar en múltiples sectores de ambos actores", argumenta Couso.
Prieto también habla de un cierto grado de "paranoia" por parte del Estado español en referencia a las actuaciones de Rusia. Tanto en Cataluña como a nivel internacional. "Al final Occidente se construye con la idea de un enemigo en Rusia. Es algo que se remarca en la Guerra Fría, pero que viene desde el siglo XIX, cuando se veía al imperio ruso como una contraposición a los valores modernos occidentales", comparte. El politólogo no niega la posible intervención rusa en el procés, no obstante, considera que esta no fue determinante. "En el contexto de rivalidad histórica, a Rusia le puede interesar acercarse a los actores más débiles de la Unión Europea. El desafío catalán fue una brecha que pudo haber intentado aprovechar. Otro asunto es que tuviese la fuerza suficiente para resultar relevante", comenta Prieto.