"Cuando llegamos al lugar, el hombre sufría heridas penetrantes en su cuerpo. Estaba inconsciente, sin pulso ni respiración", dijo un médico del servicio de emergencias Maguen David Adom (MDA) en un comunicado.
No tenía signos vitales, dijo, y "no tuvimos más remedio que declararlo muerto".
Ismail, de 50 años, miembro del partido Nueva Esperanza y durante muchos años miembro del Likud, era una figura muy conocida en la ciudad, estaba casado y tenía un hijo de cuatro años.
"Había salido de su casa y fue baleado por desconocidos con armas automáticas", dijo el alcalde de Rameh, Shawki Abu Latif, a la radio nacional israelí, y agregó que se habían realizado casi veinte tiros.
De acuerdo con la policía, más del 90% de los tiroteos en Israel el año pasado tuvieron lugar en comunidades árabes, a pesar de que los árabes israelíes representan solo alrededor de una quinta parte de la población del país.
Las ciudades y pueblos árabes han experimentado un aumento de la violencia en los últimos años, y el crimen organizado se considera el principal impulsor. Los árabes israelíes culpan a la Policía, que, según ellos, no ha reprimido a las poderosas organizaciones criminales e ignora en gran medida la violencia, que incluye disputas familiares, guerras territoriales de la mafia y violencia contra las mujeres.
Según la organización sin fines de lucro Iniciativas Abraham, 58 árabes israelíes han sido asesinados en homicidios desde principios de 2021. En 2020, 96 árabes israelíes fueron asesinados, la cifra anual más alta que se recuerde recientemente.
Otros 12 palestinos de Cisjordania y Jerusalén oriental murieron dentro de Israel en aparentes homicidios.
El mes pasado, el primer ministro, Naftali Bennett, dijo que la violencia y el crimen en las comunidades árabes israelíes eran una "calamidad nacional", cuando se reunió con altos funcionarios del gobierno y la Policía para formular un plan nacional para abordar el problema.