Cuando las frutas aún no están maduras suelen ser más ácidas, ya que la producción de azúcares aumenta solo con el proceso de maduración.
Así lo señaló el nutricionista Aitor Sánchez a La Vanguardia, a tiempo de destacar que un plátano verde contribuirá con menos cantidad de fructuosa porque sus hidratos de carbono no se habrán degradado tanto, pero también será más duro y no tendrá un sabor tan intenso.
Los plátanos maduros a medida que pasa el tiempo cuentan con una mayor concentración de azúcar. Esto los convierte en un ingrediente perfecto para preparar diferentes batidos, helados y hasta repostería sin necesidad de usar azúcar, ya que son más blandos y resultan dulces para el paladar.
Sánchez concluyó que ambas formas de consumo pueden ser beneficiosas para la salud, dependiendo de los objetivos a los que se quiera llegar.