Sin embargo, en este caso fueron dos cazas F-35B los que fueron alcanzados por un rayo en pleno vuelo en Japón el 13 de julio. Afortunadamente, los pilotos lograron aterrizar sus naves en la base aérea estadounidense de Iwakuni, pero según informa la Fuerza Aérea del país norteamericano, los daños son de la llamada categoría A.
Dicha categoría de daños se otorga cuando el coste de reparación supera los 2,5 millones de dólares, uno de los pilotos fallece o la aeronave queda inhabilitada de manera permanente o destruida por completo.
Vista la condición en que quedaron los dos cazas, resulta irónico que solo dos semanas más tarde la base aérea de Nellis compartió en su cuenta de Twitter la imagen de dos F-35A sobre una pista de estacionamiento con unos pararrayos y un rayo en el fondo. El texto de la publicación dice: “¿Cuál de los dos rayos creen que golpea más fuerte?”, aludiendo claramente al nombre de la aeronave.
Mientras que este es un problema esperado en la versión creada para la Fuerza Aérea, el F-35A, es la primera vez que ocurre con la versión naval, el F-35B. Ello se debe al sistema de abordo llamado OBIGGS, que es diferente en este último.
Este sistema genera nitrógeno, un gas inerte con el que se enriquece el aire en el sistema de combustible para evitar que se acumulen allí otros gases inflamables. En 2020 los militares estadounidenses encontraron que hubo problemas con este sistema y que podía fallar.
Sería una situación de mucho riesgo, puesto que cuando este sistema falla o no funciona debidamente, los gases peligrosos pueden acumularse y explosionar cuando la aeronave es golpeada por un rayo.
De hecho, por esta razón el Departamento de Defensa recomendó que estos aviones vuelen como mínimo a una distancia de 40 kilómetros de las tormentas. Pero esta recomendación no incluía a la versión naval del caza, puesto que solo los F-35A están dotados del OBIGGS.
En octubre de 2020 la recomendación de evitar las tormentas seguía en pie y Lockheed Martin, el fabricante de los F-35, aseguró que el problema sería arreglado en los modelos A de fabricación nueva para el final del año. Al mismo tiempo, no se especificó cuánto se tardaría en solucionar este problema en todos los cazas que ya fueron fabricados, ni si este arreglo cancelaría la recomendación de quedarse lejos de los rayos.
Tampoco se sabe si se dio la misma recomendación sobre las operaciones en áreas de tormentas a los cazas F-35B, pero sí se sabe que en 2018 la Marina de EEUU anunció sus planes de adquirir pararrayos para proteger estos cazas en la base aérea de Iwakuni.
Otra posible razón de los daños sufridos por los cazas que fueron golpeados recientemente, es el hecho de que el recubrimiento antirradar y los materiales compuestos de los F-35 tiene otro nivel de conductividad eléctrica, que no proporcionan la protección pasiva antirrayos de los aviones convencionales.
Sea cual sea el caso, el ejemplo de los dos F-35B inhabilitados en Japón por el golpe de un rayo parece dar una respuesta inequívoca a la pregunta de la base aérea de Nellis sobre el rayo que golpea más fuerte.