En las imágenes se puede ver cómo un neoyorquino que lleva guantes negros sostiene un vaso de plástico transparente y tres pitillos.
Luego, cuando el protagonista los saca del espeluznante líquido de color azul, en vez de gotear abajo, lo hace de lado. hacia las paredes del recipiente. Aunque parezca un truco de magia, la realidad es más simple: todo se debe a la carga estática.