La decisión llega tras años de protestas de los residentes de la capital del Véneto para prohibir el paso de grandes barcos por la laguna, ya que estas naves transatlánticas no solo contaminan, sino que amenazan la estabilidad de los edificios. La comunidad internacional, a través de la Unesco, también había manifestado su preocupación al respecto a las autoridades italianas.
Sin embargo, no todos celebran la medida. Las autoridades portuarias y los operadores turísticos rechazan la prohibición, ya que sostienen que la ciudad necesita los negocios que ofrece la industria de cruceros.
En el decreto aprobado por el Consejo de Ministros está prevista una compensación económica para las compañías de cruceros y para los trabajadores que se verán afectados.
La aprobación del decreto sobre los grandes barcos hace de este "un día verdaderamente importante", aseguró Dario Franceschini, ministro de Cultura de Italia. "No es exagerado llamarlo histórico porque después de años de espera desde el 1 de agosto no pasarán más grandes barcos frente a San Marco y el canal de la Giudecca", enfatizó.
"Es una decisión esperada por la Unesco y por todos aquellos que han estado en Venecia y se han sentido abrumados por el tamaño de estos barcos que pasan por el lugar más frágil y bello del mundo. Una decisión importante. Habrá indemnización para quienes sufran daños por esta iniciativa, pero Italia finalmente pasa página", celebró Franceschini.
El umbral que determina qué barco pasa y cuál no es de 25.000 toneladas. Esto significa que solo los pequeños transbordadores de pasajeros y buques de mercancías pueden utilizar la laguna, excluyendo todos los cruceros que normalmente pesan al menos cuatro veces más y pueden alcanzar más de 200.000 toneladas.