El cabo de Palos, en la región de Murcia, es un lugar cuya costa está bañada por el mar Mediterráneo. Además, su reserva marina está considerada como uno de los mejores destinos de buceo de Europa y hay numerosos barcos hundidos bajo sus aguas. Pero no solo eso, al menos una vez al año, también es un lugar frecuentado por el segundo animal más grande del mundo.
La ballena aleta, vista en cabo de Palos, puede tener una longitud de hasta 24 metros
© Foto : Cortesía de Cetáceos y Navegación / La ballena aleta, vista en cabo de Palos, puede tener una longitud de hasta 24 metros
Se trata de la especie rorcual común, también conocida como fin whale que en su traducción al español es ballena aleta y puede tener una longitud de hasta 24 metros. Es el segundo animal más grande del mundo (el primero es el rorcual azul o ballena azul) y su lugar habitual es el Atlántico, aunque comienza a entrar sobre diciembre al Mediterráneo y en verano vuelven a bajar todas a su lugar de origen. "Han sido avistadas en lugares como Baleares, Denia, Murcia, Almería hasta que llegan hasta el estrecho de Gibraltar", dice Antonio Méndez, de la empresa murciana Cetáceos y Navegación especializada en avistamiento de delfines y ballenas.
"Esta especie es más o menos frecuente verla en el Mediterráneo", asegura Méndez. "No se sabe muy bien por qué entra hasta aquí, pero lo hacen todos los años".
No todo el mundo puede verlas, pues se mueven a una velocidad muy rápida. "Nadan a entre cinco y ocho nudos de velocidad, alrededor de 15 kilómetros por hora, que aunque parezca muy lento en tierra, es muy rápido en el mar", explica Méndez.
El espectáculo puede ser sorprendente y placentero a la vista, pero hay que evitar realizar actuaciones imprudentes que puedan molestarlas, tal y como recomienda Méndez: "No debemos acercarnos, hay que dejarlas tranquilas. Se pueden observar, pero se ven conductas un poco estúpidas como tirarse encima de ellas", detalla. "Estamos hablando de un animal que puede pesar 80.000 kilos y si te da un golpe te puede llegar a hacer mucho daño. La gente echa el barco encima de ellas para conseguir grabar el mejor vídeo", recuerda, "eso está prohibido".
"En general no saltan, van en secuencias, suelen hacer un minuto fuera del agua y 10 minutos dentro del agua. Nosotros hemos llegado a ver tres o cuatro juntas, aunque lo más normal es verlas solas o como mucho, la madre junto a su cría"