Los del observatorio de ondas gravitacionales interferométricas por láser LIGO y el detector de ondas gravitacionales Virgo registraron dos eventos gravitacionales, denominados GW200105 y GW200115, el 5 y 15 de enero de 2020.
La primera fue una colisión de un agujero negro de unas nueve masas solares y una estrella de neutrones de 1,9 masas solares a una distancia de unos 900 millones de años luz de la Tierra. El segundo, la fusión de un agujero negro con una masa de seis masas solares y una estrella de neutrones con 1,5 masas solares, está a unos 1.000 millones de años luz.
Estos eventos fueron las primeras observaciones creíbles de ondas gravitacionales procedentes de la fusión de agujeros negros y estrellas de neutrones. Según la investigación publicada en la revista Astrophysical Journal Letters, este tipo de fusiones en el espacio, a una distancia de hasta 1.000 millones de años luz, se producen aproximadamente una vez al mes.
Es un misterio dónde se forman estos sistemas binarios, pero los astrónomos sugieren tres posibilidades: estrellas dobles, cúmulos estelares densos y centros de galaxias.
La fusión de estrellas de neutrones con agujeros negros es uno de los fenómenos más extremos del universo y esta observación de colisiones abre nuevas posibilidades para estudiar la física fundamental y cómo nacen, viven y mueren las estrellas.
Los astrónomos han captado anteriormente señales que podrían sugerir una colisión entre una estrella de neutrones y un agujero negro, pero recién ahora pudieron demostrar pruebas inequívocas de la existencia de tales eventos.
Ahora, los investigadores se preparan para otra serie de observaciones y esperan que ayude a estimar la frecuencia con la que se producen estos eventos en el universo y utilizar esta información para poner a prueba las teorías cosmológicas actuales.