Se trata de unas trampas a las que los científicos denominan cometas voladoras porque su forma es triangular.
Según el estudio de los investigadores, estas trampas se construían con grandes piedras para acorralar a los animales salvajes, lo que facilitaba a los cazadores asegurar su presa y al mismo tiempo garantizaba su seguridad.
Los investigadores creen que los cazadores acorralaban a los animales desde el agua haciéndolos escapar hasta este recinto de piedras donde resultaban acorralados y los capturaban con sus armas.
Estas trampas fueron halladas cerca de la ciudad de Keimus en la provincia sudafricana de Cabo Norte que se ha caracterizado por ser una zona de caza de los pueblos indígenas.
Se desconoce la edad exacta de estas trampas, pero los investigadores creen que se remonta a la Edad de Piedra aunque algunas de las trampas halladas podrían haber sido erigidas hace unos 2.000 años.
Este tipo de trampas fueron halladas más de una vez en territorios como: Israel, Siria y Jordania, pero este reciente hallazgo demuestra que los antiguos cazadores de Sudáfrica también las usaban.