Según él, la biometría será una de las características principales de los dispositivos. En particular, se trata de terminales de pago que acepten transacciones a través de rasgos físicos singulares.
"Se puede imaginar así el año 2030. No hay que volar a la Luna, lo tendremos en Rusia", declaró Berner.
De esta manera, dijo, las tarjetas de plástico caerán para entonces en desuso, pero los teléfonos móviles seguirán siendo un medio de pago, aunque menos frecuente que ahora.