Según informaron en un comunicado conjunto, las tres formaciones se comprometieron a unos "mínimos como base para desencallar la legislatura" tras las elecciones del pasado 14 de febrero y antes de que expire el plazo para investir a un presidente.
Así lo trasladaron tras una reunión celebrada el 11 de mayo con el objetivo de desatascar las conversaciones que quedaron suspendidas por la riña entre Esquerra y Junts, después de tres meses sin conseguir pactar una coalición independentista.
En concreto, las fuerzas catalanas se mostraron de acuerdo en aparcar sus diferencias en cuanto a las aspiraciones de independencia con el objetivo de facilitar la gobernabilidad en Cataluña tras medio año de Ejecutivo en funciones.
"Nos comprometemos a conseguir un espacio para el debate de la estrategia independentista más allá del marco de la gobernabilidad", suscribieron las partes.
Con este acuerdo, Esquerra, Junts y CUP buscan salvar el principal escollo en las negociaciones: el papel del expresidente Carles Puigdemont en la nueva legislatura a través de su Consejo de la República con sede en Waterloo (Bélgica).
Desde Junts, el partido de Puigdemont, defienden el rol de esta entidad en el futuro de Cataluña, mientras que ERC rechaza cualquier tutela externa al liderazgo de su candidato a presidente, Pere Aragonès.
El nuevo pacto de los partidos independentistas debe facilitar la investidura de Aragonès, aunque no esclarece la incógnita de si el nuevo Ejecutivo será de coalición, tal como quiere Junts, o liderado por ERC en solitario.
En las elecciones de febrero, los partidos independentistas reforzaron su mayoría parlamentaria consiguiendo 74 diputados de una Cámara de 135 asientos y alcanzando un histórico 52% de votos.
Si Aragonès no consigue el apoyo de Junts para convertirse en presidente antes del 26 de mayo, los catalanes estarán convocados a unas nuevas elecciones que tendrían lugar a mediados de julio.