A la hora de examinar a los pacientes, los médicos se fijan en el color, la transparencia, la forma, la superficie y la textura de las uñas, así como en su adherencia a la piel.
"Si el color de la placa ungueal es blanco o de color de cristal mate, un paciente podría padecer cirrosis hepática. La parte azulada de la placa ungueal indica a menudo que se trata de la enfermedad de Wilson. El color amarillo se manifiesta en casos de ictericia y de alteraciones en la circulación linfática", señala.
El color marrón oscuro puede significar que uno padece la enfermedad de Addisson y se expone a radiación, mientras que la uña puede volverse negra si hay gangrena diabética y trombosis arterial.
Si uno padece hipervitaminosis, sus placas ungueales son frágiles y pálidas, concluye Borodulina. Los mismos procesos se observan en caso de alteraciones en la dieta y carencia de proteínas, añade.
A la hora de examinar a los pacientes, los médicos prestan atención también al estado de la cutícula, enfatiza la médica.