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De Rusia al extremo de Europa: cómo los gallegos curan las heridas de los 'niños de Chernóbil'

Galicia está situada en la costa atlántica de España y la región rusa de Briansk se encuentra en el centro geográfico de Europa. ¿Qué une a estos lugares tan lejanos? ¿Por qué sus habitantes se sienten como una familia?
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Chernóbil está a 129 km de Kiev. En ucraniano, "chernóbil" significa ajenjo (hierba amarga). Muchos creen que la catástrofe que ocurrió el 26 de abril de 1986 en la central nuclear de Chernóbil fue predicha en el Apocalipsis.
"Tocó el tercer ángel su trompeta, una estrella grande, cayó del cielo… La estrella se llamaba ajenjo: la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y mucha gente murió a causa de las aguas que se habían vuelto amargas", dice el capítulo 8, versículo 10 del libro de las Revelaciones.
El impacto devastador y a menudo mortal sobre las personas y el medio ambiente fue causado por las sustancias radiactivas generadas por el accidente, algunas de las cuales tienen un período de semidesintegración que va de 29 a 24.110 años.
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Mapa de las zonas afectadas por el desastre nuclear de Chernóbil
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Monumento al ángel del Apocalipsis en Chernóbil

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Consecuencias del desastre nuclear de Chernóbil

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Liquidadores de las consecuencias de la catástrofe nuclear de Chernóbil

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Liquidadores de las consecuencias de la catástrofe nuclear de Chernóbil

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Programa de asistencia a los 'niños de Chernóbil' en Cuba en 1999

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Programa de asistencia a los 'niños de Chernóbil' en Cuba en 2010

La catástrofe tuvo lugar en la Unión Soviética. El dolor lo compartieron las repúblicas de Ucrania, Birelorrusia y Rusia, que eran partes de un solo país y que ahora son estados soberanos.
Unas 14 regiones de Rusia resultaron contaminadas. En total, la radiación afectó unos 60.000 kilómetros cuadrados. Actualmente el número de personas que viven en los territorios expuestos a la contaminación radiactiva asciende a 1,4 millones, de las cuales unas 200.000 residen permanentemente en los territorios de la zona de reasentamiento y la zona con derecho al reasentamiento.
Los residentes de las zonas contaminadas corren un mayor riesgo de padecer cáncer, enfermedades de la tiroides, cataratas, enfermedades cardiovasculares, disminución de la inmunidad, alto nivel de anomalías congénitas y una elevada mortalidad infantil.
Sin el trabajo de más de 600.000 personas que participaron en la liquidación de la catástrofe, las consecuencias para Rusia y Europa hubiesen sido nefastas.
Tras el accidente, el mundo entero respondió al dolor. Aparecieron muchos programas de asistencia a los liquidadores y a los niños que vivían en las zonas afectadas de Rusia, Bielorrusia y Ucrania.
Organizaciones no gubernamentales (ONG) de Cuba, España, Alemania, Italia, Francia, Dinamarca, Israel, Australia, EEUU y de otros países ayudaron a brindar tratamiento médico a los niños afectados y organizaron vacaciones sanitarias para ellos. Algunos países siguen ayudando, entre ellos España.

"Una pequeña alegría"

En Orense, el corazón de Galicia, nació en 1996 la Asociación Ledicia Cativa (‘Pequeña Alegría’, en gallego), que en colaboración con el fondo ruso Nuestro Futuro acoge temporalmente a los menores del distrito contaminado de Novozybkov, situado en la región rusa de Briansk, a unos 230 kilómetros de Chernóbil.
El presidente y la vicepresidenta de la Asociación, José Manuel Borrajo González y Mercedes del Carmen Gil Rodríguez, explicaron en una entrevista con Sputnik por qué hace más de dos décadas varias familias gallegas decidieron ayudar a los menores rusos de la zona afectada por la catástrofe, los puntos más importantes del programa y cómo éste les cambió la vida.

"La historia de los liquidadores me impresionó muchísimo. Son personas a las que hay que agradecerles que Europa no fuese un desierto gracias a su sacrificio personal. Entonces todo lo que podemos hacer y más por sus niños… ¡Estupendo!".

José Manuel Borrajo González
Presidente de la Asociación Ledicia Cativa
Ahora los menores rusos de la zona afectada llegan a Galicia todos los años en julio y agosto tras recorrer más de 3.660 km. Cada niño es recibido por una familia de acogida. Hasta ahora, la Asociación ha realizado unas 990 acogidas temporales. Cada año hay algunos niños nuevos y otros que repiten el viaje de entre 6 y 17 años.
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'Niños de Chernóbil' en el aeropuerto durante su viaje a España con la Asociación Ledicia Cativa en 2007
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Niños participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa con sus familias de acogida temporal en el aeropuerto de Santiago en 2009
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'Niños de Chernóbil' durante su viaje a España con la Asociación Ledicia Cativa en 2017

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Los niños de Chernóbil con sus familias rusas en el aeropuerto Domodedovo de Moscú antes de ir a Galicia con Ledicia Cativa
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Llegada de los 'niños de Chernóbil' al aeropuerto de Santiago de Compostela en 2016
Ledicia Cativa se encarga de proveer los boletos aéreos, la alimentación, el apoyo psicológico en la adaptación de los niños, la firma convenios con diferentes organismos médicos y sociales para ayudar y garantizar la asistencia sanitaria.

Efecto del programa en la salud

Las vacaciones ayudan a los niños a superar las enfermedades crónicas y a volver a la vida normal. Como muestran los datos de una investigación médica, al pasar un solo verano en Galicia los niños pueden reducir las consecuencias de la radioactividad en su salud entre un 30% y un 40%. Incluso en los casos más graves, esos dos meses en España aumentan la esperanza de vida de los menores como mínimo en dos años.
Menores rusos de la zona afectada por Chernóbil durante su estancia en Galicia con Ledicia Cativa
El ambiente agradable, la influencia del sol, la playa y el mar tienen un efecto beneficioso para todos los niños: se enferman menos y faltan menos a la escuela.
La cocina gallega de fama mundial es rica en vitaminas y microelementos, y los niños se benefician especialmente del yodo de los mejores mariscos gallegos, o incluso simplemente respirando el aire del océano Atlántico. Todo esto en su conjunto ayuda a eliminar la radiación del cuerpo.

"Había bastante marisco allí. Tomábamos mucho y tenía muchas vitaminas, mucho yodo que de verdad que impacta muy bien a la radiación".

Anastasía Shapoválova
Participante del programa entre los años 2006-2013
Además, se realizan diversas actividades culturales, encuentros de todos los niños y familias, caminatas en la montaña, natación en el mar, prácticas deportivas y se familiarizan con la rica naturaleza e historia de la región.
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Niños articipantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa practicando surf
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa durante una actividad deportiva en Galicia
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa durante una actividad deportiva en Galicia
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa en una actividad deportiva en Galicia
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'Niños de Chernóbil' en una reunión en Baiona en el año 2015 durante su viaje a Galicia con la Asociación Ledicia Cativa
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa durante una actividad deportiva en Coruña en 2010
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa durante una actividad deportiva en Galicia
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa durante una actividad cultural en Galicia
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa durante una actividad cultural en Galicia en 2015
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa en Cañones del Sil, en Galicia, 2015
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa en Ría de Vigo en Galicia, 2018
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'Niños de Chernóbil', participantes del programa de la Asociación Ledicia Cativa en una actividad en el Aeropuerto de Santiago de Compostela en Galicia, 2017

Cómo se únen los niños al programa y cómo se financia

Aunque la financiación es escasa y los preparativos les toman el año entero, los integrantes de las ONG se sienten recompensados cuando ven a los niños salir del avión cada año.

"Nos sentimos muy orgullosos además de cómo empezó todo en el medio rural, con personas muy sencillas… Algunos ahorrando durante todo el año, otros, fraccionando el pago… Lo pagamos casi todo de nuestro bolsillo. Y eso nos ha hecho fuertes porque es la auténtica generosidad. Rasca el bolsillo, rasca el corazón. Y tienen que ser las dos cosas".

José Manuel Borrajo González
Presidente de la Asociación Ledicia Cativa
Los niños son elegidos por las Autoridades rusas.
"[En Rusia] se van a un sanatorio y les miran la radiación que tienen acumulada en el cuerpo, sus vacunas, su historial médico. Y la familia debe tener en cuenta que a lo mejor debe tener alergia", afirma la vicepresidenta de Ledicia Cativa.
Participantes del programa de Ledicia Cativa en el distrito Novozybkov de la región rusa de Briansk, la zona afectada por el desastre nuclear de Chernóbil
En cuanto a las familias españolas, las elige la misma asociación con muchísima seriedad.

Primer contacto y adaptación

Al principio, todos los menores que vienen por primera vez extrañan a sus familias rusas, pero al ver que los niños repetidores están felices se acostumbran más rápido. En cualquier caso, siempre tienen monitoras rusas que los llevan a España y están a su disposición todo el tiempo.
Anastasía Shapoválova recordó en una entrevista con Sputnik que al llegar por primera vez a España quedó impresionada por la alegría de las familias españolas.

"Yo, cuando vi a mi familia, vi a mis padres y a mi hermana. Estaban sonriendo, diciendo 'hola', 'qué tal', 'todo bien'. Intentaron apoyarme porque era una situación muy diferente y muy difícil para cada niño. Imagínate, tienes seis años y vienes a un lugar que no conoces para nada donde hablan un idioma que no conoces para nada”.

Anastasía Shapoválova
Participante del programa entre los años 2006-2013
A lo largo de los años de viaje, la conexión entre los menores y las familias se vuelve tan fuerte que los niños comienzan a percibir a sus anfitriones como parte de su familia.
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Anastasía Shapoválova con su familia de acogida temporal de la Asociación Ledicia Cativa durante su estancia en Galicia
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Anastasía Shapoválova con su familia de acogida temporal de la Asociación Ledicia Cativa durante su estancia en Galicia
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Anastasía Shapoválova durante su estancia en Galicia con la Asociación Ledicia Cativa
Todos los niños se enfrentan con una nueva cultura muy distinta que, aparte de su influencia en la salud, enriquece sus conocimientos y amplía sus horizontes.
"Incluso, cuando tenía seis años y aún no iba al colegio, pensaba que España está en otro planeta… Cuando me estoy recordando de las vistas, de las playas que tenemos allí, es impresionante. ¡Estoy enamorada de Galicia! ¡Estoy segura!", confesó Anastasía.

El choque cultural

Los choques culturales no son extraños. Sobre todo lo que se refiere al régimen del día, las costumbres familiares o los ademanes. Pero en general, Rusia, al tener también una cultura occidental con bases cristianas no es tan distinta de España, asegura Borrajo.
"Rusia es igual que nosotros. Tendrá algunas particularidades porque cada sociedad va evolucionando pero yo no me considero distinto de un ruso… Distintas costumbres. Por ejemplo, de repente, nosotros vemos a un niño y le damos dos besos. También les damos dos besos a cualquier persona. Es una cosa increíble", señala.
Un participante del programa de la Asociación Ledicia Cativa con su familia de acogida temporal en Galicia, España
Anastasía Shapoválova destaca que en España la conexión de la familia es muy fuerte y esa imagen es un ejemplo ideal para ella.

"El choque cultural que tenía yo también es que todas las familias en España son muy grandes. Por ejemplo, yo tenía 4 tías y tíos y todos ellos tenían hijos que eran mis primos. Y a mi me encantaba cuando toda la familia se juntaba para tener cenas familiares. ¡Es impresionante! Y gracias a España entendí que quiero una familia así".

Anastasía Shapoválova
Participante del programa entre los años 2006-2013
En el principio muchos menores piden comer platos rusos, como borsch, pelmeni y empanadillas rusas. Pero luego, el deseo de probar cosas nuevas gana más fuerza. Tras pasar tanto tiempo en España, hoy en día Anastasía adora la cocina española y los famosos mariscos de Galicia.
Una de las cosas más increíbles del programa es que los menores de repente absorben el español como esponjas. Y en un plazo muy corto ya empiezan a hablar sin acento ruso y gesticular como los españoles.

"¡Cómo aprenden enseguida el idioma!... Cuando los vemos en las actividades, hemos visto que una vez que pasó aquella primera semana, 10 o 15 días, ya ves a un niño de manera diferente. Ya no es el niño paliducho, tímido que veías, él que venía por primera vez".

Mercedes del Carmen Gil Rodríguez
Vicepresidenta de la Asociación Ledicia Cativa
Anastasía observaba lo que hacía y decía la gente a su alrededor, progresando cada día y al final del primer año ya dominaba el español perfectamente.
"Cuando tienes 6 años y vienes a España en 2006 tampoco te quedan muchas opciones. Tú o hablas, o no sé, o te mueres… No había móviles, no había traductores estos en los móviles... Viste a tu hermana y ella estaba diciendo: "Oh, mami, quiero una manzana", y tú entendías, 'aha, ella ha pedido una manzana'… El español es un idioma de encanto", apunta.
Al mismo tiempo, la familia española de Anastasía aprendió varias palabras rusas con placer. Y en otra familia de acogida por su amor al idioma ruso le dieron a su perro el nombre "Karandash" (lápiz, en español).

Cómo el programa cambia la vida de todos los involucrados

Tanto la parte rusa como la española reconocen que el programa ha cambiado sus vidas, les enseñó a sentir empatía, a ser menos egoístas y a compartir.

"Cada familia cuenta su historia... A veces te cuentan, te paran y te dan las gracias… 'No te puedes imaginar el bien que nos hizo esta niña, lo mucho que nos ha unido a todos'… Te enseñan con muchísima humildad a sentirte orgulloso de lo tuyo. Y ellos también se sienten orgullosos y si ellos se sienten orgullosos me hacen sentir también a mi orgulloso".

José Manuel Borrajo González
Presidente de la Asociación Ledicia Cativa
Anastasía, a su vez, aseguró que antes de llegar a España era una persona bastante cerrada, después de la experiencia española, se volvió más abierta y feliz de comunicarse con la gente, y ahora siente que tiene el código cultural español.
"Tengo este sentimiento de alegría, de cómo toman la vida los españoles. Siempre la gente me dice 'siempre estás tan alegre, siempre sonríes'...Soy la persona que soy solo por España, por mi familia, por toda la gente que me apoyaba allí. Porque yo era una niña bastante solitaria y un poco egoísta, siendo honesta… Y claro cuando tenía que ir a España, choqué con eso de que tengo que compartir con la gente, que tengo que compartir los sentimientos, todo lo que pienso. Y de verdad me influyó mucho porque me encanta la gente", sostiene Anastasía.
Como la mayoría de los menores del programa, Anastasía sigue comunicándose cada dos semanas por Skype con su familia de acogida y estima esos lazos familiares.
Encuentro de Anastasía Shapoválova con su familia de acogida temporal de la Asociación Ledicia Cativa en 2019 en Mallorca
Los fundadores de la asociación comparten con cariño los recuerdos de sus viajes a Rusia para conocer mejor el país eslavo. Visitaron Moscú, San Petersburgo, Tula y Novozybkov.
"Nos quedaron ganas de volver. De volver a lo que es el viaje turístico porque nos gustó todo", dice Mercedes Gil.
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Mercedes Gil Rodrígez, vicepresidenta de la Asociación Ledicia Cativa, en Moscú durante su viaje a Rusia
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Mercedes Gil Rodrígez, vicepresidenta de la Asociación Ledicia Cativa, en el distrito de Novozybkov de la región rusa de Briansk con las familias rusas de los menores participantes del programa
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Mercedes Gil Rodrígez, vicepresidenta de la Asociación Ledicia Cativa, en el distrito de Novozybkov de la región de Briansk durante su viaje a Rusia
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Mercedes Gil Rodrígez, vicepresidenta de la Asociación Ledicia Cativa, en el distrito de Novozybkov de la región de Briansk durante su viaje a Rusia
Además, la vicepresidenta de la asociación no puede olvidar la hospitalidad con la que los rusos la acogieron en sus casas y destaca que para ella el carácter ruso fue una sorpresa.
"La calidez con la que las personas rusas te acogen... Bueno, a mi me han acogido como si fuera una hija, o sea muy pendientes de mí… La gente piensa que los rusos son fríos como que no sienten, padecen las distancias… Y fue todo lo contrario. Para mi fue un descubrimiento”, recuerda.
Las relaciones entre España y Rusia a lo largo de la historia siempre han sido muy especiales.

"Hay una especial afinidad de España con Rusia en muchos temas. Rusia fue quien acogió a los niños en la Guerra Civil española. Acogió a los niños republicanos cuando aquí había una tragedia tan grande".

José Manuel Borrajo González
Presidente de la Asociación Ledicia Cativa
La asociación espera reanudar pronto su noble misión, que fue interrumpida por la pandemia de coronavirus.
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