La nueva planta, cuyo coste se eleva a los 30 millones de dólares, ensamblará hasta cinco millones de teléfonos inteligentes al año y creará puestos de trabajo para dos mil personas. Tiene una superficie útil de 24.000 metros cuadrados y actualmente cuenta con 700 empleados.
Ozturk recordó que Xiaomi es una empresa "privada y totalmente independiente" que hace el trabajo por su propia cuenta "de principio a fin", de modo que las sanciones que Washington impuso a Xiaomi en enero de hecho no influyen en sus actividades.
"Presentamos una denuncia y la respuesta fue muy rápida. Continuamos trabajando y tenemos previsto lograr éxitos significativos en el futuro", señaló Ozturk.
El vicedirector de Xiaomi subrayó que Turquía tiene un mercado de smartphones muy dinámico: allí se venden alrededor de un millón de teléfonos inteligentes al mes. En cuanto a Xiaomi, en el tercer trimestre de 2020 se convirtió en la marca de smartphones más vendida en el país. Asimismo, fue el primer fabricante de teléfonos inteligentes que presentó las cámaras de 48 y 64 megapíxeles en los smartphones de gama media. Ahora busca hacer lo mismo con las cámaras de 108 megapíxeles.
Turquía se convirtió en el cuarto país del mundo —además de China, la India e Indonesia— en albergar una fábrica de Xiaomi. Mientras que los smartphones producidos localmente van para el mercado global, la India e Indonesia producen dispositivos para sus propios mercados. En lo que respecta a la fábrica turca, lo más probable es que "desempeñe un papel clave en la expansión global" de la marca y exporte dispositivos a los países de África y Europa. Sin embargo, hasta el momento, se centra en la fabricación de celulares para el mercado turco, pues se trata de "un nuevo sector" para el país.
"Ahora tenemos previsto capacitar al personal, preparar a los ingenieros especializados y ampliar la variedad de modelos. Una vez que satisfazcamos el mercado local, comenzaremos a exportar los productos a los mercados de los países vecinos", concluyó el interlocutor de Sputnik.
En enero, el entonces presidente Donald Trump incluyó a Xiaomi y otras nueve empresas chinas en una lista negra por sus supuestos vínculos con el Ejército chino. En marzo, un juez en EEUU retiró temporalmente a Xiaomi de la lista. En su fallo judicial, explicó que los departamentos de Defensa y del Tesoro "no han demostrado que los intereses de seguridad nacional estuvieran en juego".