Biden se comporta en el escenario internacional como un elefante en una tienda de porcelana y francamente es el segundo presidente consecutivo de Estados Unidos que decepciona sin pensárselo dos veces.
Si analizamos los últimos ataques verbales de Biden contra Rusia y China en los medios internacionales veremos que no solo pretende restablecer el orden internacional anterior a Trump, sino más bien el orden internacional de los primeros años tras la desaparición de la Unión Soviética, cuando Rusia iba perdiendo sus posiciones en el mundo una tras otra. Biden como político se formó en una época y una realidad muy distintas a la actual en la que Rusia como potencia militar vuelve a jugar un papel crucial.
Es evidente que el presidente estadounidense añora esos tiempos de principios de los 90 cuando Washington dictaba a Rusia lo que tenía y lo que no tenía que hacer tanto dentro como fuera del país.
Pero lo que se le escapa es que el mundo ha cambiado dramáticamente desde aquel entonces y eso no solo se refiere al papel de Rusia. Han emergido otros focos de influencia en los últimos 30 años que hay que tener en cuenta, si no Estados Unidos pronto tendrá que hacer frente a una amplia alianza contra Washington.