Las medidas anunciadas por Washington más bien parecen un gesto de desesperación de un país que se ha dado cuenta de que todos sus intentos de presionar y de sancionar han cambiado poco a Rusia. El hecho de que efectivamente existe desesperación en las altas esferas de Washington se puso de manifiesto un día después de que Biden anunciara nuevas medidas antirrusas.
En unas declaraciones a la cadena ABC News, Biden de repente dijo cosas que nadie esperaba de él o de cualquier líder mundial de un país serio, menos aun de una superpotencia. En una entrevista televisiva, Biden ha calificado de "asesino" a Putin y ha prometido que "pagará un precio" por haber intentado interferir en las elecciones de EE.UU.
EEUU claramente busca un enemigo externo frente a su pérdida de peso en el mundo para utilizarlo como argumento en luchas políticas internas. Y no tiene más ideas que apuntar a Rusia, introducir importantes sanciones sin fundamentarlas debidamente, insultar a Putin y elevar al máximo el nivel de absurdo en relaciones bilaterales para dejarlas en un aparente callejón sin salida. Porque por lo menos no parece que Washington busque una salida.
Este esquema no es nada nuevo. Ha sido la fórmula favorita de Donald Trump. Pero ahora podemos ver que existe por lo menos una importante diferencia entre Biden y su predecesor. Y es que Trump ha sido suficientemente inteligente para no ofenderle a Putin.