Sin embargo, el fotógrafo y vice redactor jefe del portal ruso Motor1, Yuri Uriukov, tuvo la suerte de ver por dentro no un ekranoplano cualquiera, sino el más grande del mundo: el Lun. Era una aeronave propulsada por ocho motores turboventiladores, capaz de alcanzar una velocidad de hasta 500 km/h a unos pocos metros sobre la superficie del agua.
Según reporta Uriukov, el visitar el interior de esta máquina es "algo fantástico y un verdadero éxtasis tecnológico". Y no es para menos, ya que relata que a pesar de no haber volado desde hace más de 20 años, todos los equipos y maquinaria internos están en un perfecto estado: "Está casi como nuevo".
La mayoría de los equipos sigue estando allí, e incluso se pueden ver documentos técnicos así como colchones en los camarotes. El fotógrafo destaca que lo único que parece estar faltando son instrumentos y dispositivos de navegación y "cajas negras de estudio".
"Por dentro, su configuración recuerda a la de un submarino. Está todo dividido en varios compartimentos y hay tres cubiertas. No me arriesgue a montarme sobre el empenaje, pero sí me metí en el puesto del operador de los misiles antibuque Moskit", relata Uriukov.
Aparte de los seis misiles Moskit, el ekranoplano estaba equipado también con dos cañones de 23 mm. Hubo planes de construir ocho unidades, pero al final solo uno fue terminado, y ahora se encuentra en la ciudad rusa de Derbent en la costa del mar Caspio. De hecho, el ekranoplano fue remolcado hasta su ubicación actual sobre la superficie del agua, y ahora es conservado como una pieza de museo.
Mide más de 73 metros de largo, y con sus 19 metros de altitud, equivale a un edificio de cinco plantas. A pesar de tener un peso imponente de 243 toneladas y un peso de despegue máximo de 380 toneladas, tiene una envergadura muy pequeña para sus dimensiones: tan solo 44 metros.
Ello se debe a que los ekranoplanos emplean el efecto suelo para mantenerse sobre la superficie. Este efecto consiste en un colchón de aire que se forma bajo determinadas circunstancias, y para generarlo es más eficiente un ala con una pequeña envergadura, pero que tenga un área más grande. Gracias al efecto suelo, los ekranoplanos son capaces de volar no solo sobre la superficie del agua, sino también sobre el hielo, la nieve e incluso terrenos libres de obstáculos. Si te gustaron las fotos del interior del ekranoplano Lun, aquí puedes verlo en más detalle por fuera.