Al contrario de lo que a menudo pasa con los cosmonautas, Kíkina no soñaba con dedicarse a esta profesión desde la infancia. La idea surgió en 2012, cuando descubrió que Roscosmos había dado inicio a una selección para elegir entre los civiles a los futuros miembros de su escuadrón. Hasta ese momento, el organismo solo contrataba a pilotos militares o empleados de la industria espacial.
"Fue una decisión que tomé en el momento en que me enteré del inicio del reclutamiento abierto al cuerpo de cosmonautas en 2012. Antes de eso, ni siquiera había pensado en el espacio. Entendiendo más o menos qué tipo de actividad era, evaluando la situación, me di cuenta de que esto era exactamente lo que quería hacer a continuación", compartió Kíkina.
Después de aprobar una extensa serie de exámenes intelectuales, físicos, psicológicos y médicos, Kíkina finalmente se convirtió en parte del escuadrón de Roscosmos.
"Los requisitos de selección para las mujeres son exactamente los mismos que para los hombres. Hay que esforzarse para cumplir con los requisitos en cada etapa. Aunque en las primeras etapas mucho depende de su educación, su motivación y disposición para convertirse en cosmonauta, sus cualidades psicológicas, es posible que incluso con toda la determinación una persona no ingrese al equipo debido a su salud. Las chicas participan activamente en la selección. Por lo general, las mujeres constituyen una cuarta parte del número total de los postulantes", compartió Kíkina.
Desde que se retiró Elena Serova en 2016, Kíkina es la única mujer cosmonauta de Rusia. Sin embargo, Kíkina asegura que el ambiente de trabajo enteramente masculino es "agradable" y "cómodo".
Antes de Kíkina, en su profesión le precedieron solamente cuatro compatriotas: las soviéticas Valentina Tereshkova —la primera mujer en volar al espacio—, Svetlana Savítskaya y Elena Kondakova y, más recientemente, la rusa Serova. Sin embargo, la cosmonauta no cree que se deban facilitar las condiciones para permitir que más mujeres sean seleccionadas al escuadrón.
"El espacio impone las mismas exigencias a todos. Tienes que saber hacer lo mismo que los hombres, porque eres solo un miembro de la tripulación. Debes trabajar con sistemas y comprender qué está sucediendo y cómo funciona. Reemplazar esto y aquello. Adjuntar. Destornillar. Arrancar, si es necesario (...) Los requisitos para todos son los mismos. No tiene sentido reducirlos en el proceso de selección. Se trata de un tamiz por el que todos pasan en pie de igualdad", afirmó Kíkina.
A la cosmonauta le gustaría, sin embargo, que más mujeres formaran parte del escuadrón de Roscosmos.
"En cualquier caso, se trata de un tipo específico de actividad que a priori no atrae a un gran número de mujeres. Si una mujer comprende que esta es la profesión a la que quiere dedicar su vida, entonces participará en la selección, se preparará para ello y se esforzará en ese sentido. Pero esas mujeres son pocas, menos que los hombres. Probablemente será difícil aumentar significativamente la proporción de mujeres en el escuadrón. Pero, por supuesto, en mi opinión, debería haber más mujeres en el escuadrón. Debería haber al menos algunas mujeres, eso sin duda", subrayó la cosmonauta.
Kíkina fue una de las ocho personas elegidas por Roscosmos en el primer concurso abierto de reclutamiento de cosmonautas de Rusia llevado a cabo en 2012. En la segunda selección, realizada en 2018, se contrataron exclusivamente hombres, pese a que un 20% de las candidatas eran mujeres. El pasado 27 de enero se concluyó la más reciente selección al escuadrón, empezada en junio 2019. Aprobaron cuatro ciudadanos, todos del sexo masculino.