La publicación señala que en la última década, el programa fue el único intento de sustituir al principal caza estadounidense: el F-16. Sin embargo, en un contexto de creciente competencia, el diseño del F-35 se complicó seriamente, lo que ha llevado a elevar los costes, reduciendo la fiabilidad, y como resultado ralentizó el desarrollo de los aviones de combate.
El desarrollo de los cazas de quinta generación F-22 y F-35 fue un intento de avance poderoso, destacó a Sputnik Alexéi Podberezkin, director del Centro de Estudios Político Militares de la Universidad Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú.
Sin embargo, este intento fue poco planificado, lo que supuso un enorme gasto, que se mide en cientos de miles de millones de dólares, detalló.
"El principal problema es que este tipo de armas estaba poco desarrollado y sus costes de mantenimiento y reparación superaban todos los límites razonables. Por lo tanto, este poderoso programa concebido por los estadounidenses terminó en una suave curva descendente", resaltó el experto.
Asimismo, indicó los problemas futuros del programa. Cientos de cazas producidos necesitarán reparaciones frecuentes y de gran escala. Además, su mantenimiento será extremadamente caro para el presupuesto norteamericano, "incluso si no están en uso", indicó.
"En general, los F-35 deben considerarse un fracaso de la construcción militar estadounidense", concluyó.