Los ciervos son capaces de moverse muy rápidamente y alcanzar unas velocidades bastante altas, lo que los convierte en un objetivo no tan fácil de apresar. Por esta razón, un leopardo decidió camuflarse para dejar que un ciervo se le acercara y luego atacarlo.
Finalmente, el ciervo, observa el entorno, y al notar los breves movimientos de la cola del leopardo, huye como un rayo de la escena.
Y tú, ¿has podido distinguir al tigre en este vídeo?