Pese a ser uno de los últimos territorios de España en sumarse a esta fase de la vacunación, su puesta en marcha atrajo una gran atención mediática gracias al uso del estadio Wanda Metropolitano, cancha del Atlético de Madrid, como sede.
"Hemos tenido mucha suerte porque hemos tenido la plena colaboración del Atlético de Madrid y de las Fuerzas de Seguridad del Estado y se ha podido gestionar y organizar en un tiempo récord y de una manera muy efectiva", señaló Juan Carlos García, miembro del Servicio de Urgencia Médica de Madrid, en declaraciones a Telecinco.
En el estadio se puedan suministrar de forma diaria alrededor de 1.300 vacunas, aunque esperan aumentar el ritmo en próximos días, según las previsiones de los profesionales.
Con el arranque de esta nueva fase de vacunación, Madrid aspira a inmunizar a más de 130.000 personas en los próximos siete días, lo que supone todo un reto si se tiene en cuenta que desde diciembre solo se suministraron 382.000 dosis en la región.
Sin embargo, los colectivos sanitarios son escépticos respecto a la capacidad del sistema para cumplir estos objetivos, ya que, según denuncian, el proceso de vacunación en Madrid está marcado por la improvisación.
Los 262 centros de salud regionales —que cargarán con el grueso del trabajo— afrontan el proceso sin refuerzos y sin la posibilidad de custodiar las vacunas en sus espacios, ya que los protocolos dictan que solo llegarán las dosis correspondientes al número de citas, que en la mayor parte de los casos se comunican con muy poca antelación.
"El plan de vacunación en la Comunidad de Madrid es un auténtico desastre".
De hecho, el inicio de la nueva fase de vacunación coincide con un nuevo anuncio de huelga en los servicios de Atención Primaria de la región.
La huelga, convocada para el próximo 10 de marzo, denuncia "el abandono continuo de este nivel asistencial" e insta al Gobierno regional a cumplir el plan anunciado en septiembre para implementar mejoras organizativas y retributivas, una promesa que por el momento no se cumplió.
"Nuestros facultativos ya no pueden más, la sobrecarga en las consultas es tan alta que deteriora la calidad asistencial y agota a los profesionales. Ni los médicos, ni los pacientes se lo merecen", señalan desde el sindicato AMYTS, que pese a la huelga se comprometió a desarrollar sus movilizaciones sin interrumpir el proceso de vacunación.