Investigadores húngaros llevaron a cabo un experimento que involucró a 32 canes de varias razas. Los perros pasaron por una serie de pruebas en las que su cuerpo era un obstáculo. Debían recoger y entregar a sus dueños un pequeño juguete fijado a la alfombra que estaba debajo de sus patas. La trampa era que, para lograrlo, los perros tenían que abandonar la alfombra.
Este experimento, cuyos resultados fueron publicados en la revista Scientific Reports, mostró que los perros son capaces de reconocer su propio cuerpo como un obstáculo.
Otras pruebas mostraron que cuando el juguete estaba fijado en el suelo, los perros se bajaban de la alfombra con menos frecuencia, porque no sentían elevación paralela debajo de sus patas. Es decir, se daban cuenta de que su posición no era el problema en aquel caso.
Incluso cuando el juguete estaba fijado al suelo y un investigador tiraba la alfombra con una cuerda, las mascotas no saltaron tan rápido. Esto sugiere que los perros pueden entender cuándo se hace un tirón por sus propios esfuerzos y cuándo se hace un tirón que no está relacionado con ellos.
En resumen, las mascotas del estudio pudieron diferenciar entre "mi cuerpo es el obstáculo" y simplemente "hay un obstáculo".
En los niños humanos, este tipo de autoconciencia se ha probado históricamente haciendo que un niño pequeño entregue una manta sobre la que está sentado actualmente, observa el portal Science Alert. Si el niño puede darse cuenta de que tiene que levantarse y quitarse el cuerpo como un obstáculo, se declara consciente del cuerpo.
Por lo general, a los bebés les lleva hasta 18 meses tener la capacidad mental para solucionar esta tarea.
Mientras tanto, los estudios anteriores mostraron que aunque los perros no son capaces de reconocer su reflejo en el espejo, pueden reconocer su olor único, algo así como mirar en un espejo olfativo.