Existen muchos mitos respecto al sexo tántrico. Algunos creen que consiste en mirarse a los ojos y respirar durante horas, sin tocarse y sin que haya penetración ni orgasmo. Otros creen que quienes lo practican tienen mucho sexo y con personas distintas. Sin embargo, ambas afirmaciones son falsas.
"En la sexualidad tántrica lo primero que se hace es sacar de foco la genitalidad, no solo la estimulación genital sino el masculino o femenino. Se trabaja en un ser más andrógino, dónde lo que prima es investigar tu relación con tu sentir personal, para reconocer un mapa más amplio de estimulación sensorial", explicó Maximiliano García, director de la escuela de tantra Masajes para el Alma en Argentina.
En este tema se contrapone al sexo tradicional y a la cultura de la pornografía que están muy centrados en la genitalidad, con el objetivo final del orgasmo. En el tantra el orgasmo puede ser o no una parte más de la relación sexual, pero no es la finalidad.
© Foto : Gentileza Maximiliano García
Otra característica es que los encuentros suelen ser programados y más largos de lo habitual, para dar tiempo a la exploración y la conexión con el otro. En general, no duran menos de una hora y media y pueden alcanzar hasta cuatro o cinco horas. Pero hay muchas creencias respecto al sexo tántrico que no son ciertas.
"La gente cree que el sexo tántrico es encontrar métodos de proezas sexuales, que hay que hacer posturas muy complejas. Un gran mito es unir el Kamasutra al tantra. También es común imaginar que el hombre tiene que aprender a no eyacular pero la eyaculación sí existe, aunque en un plazo más extenso", añadió García.
En Masajes para el Alma —centro que dirige junto a su pareja Fernanda Arteaga— trabajan como facilitadores de la sexualidad tántrica a través de meditaciones eróticas entre las parejas. Estas duran alrededor de dos horas y en ellas se va aumentando la intensidad, desde miradas y contacto hasta la cópula.
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