Estos sistemas fueron suministrados inicialmente al Ejército Nacional de Libia, liderado por el mariscal Jalifa Haftar, pero uno de ellos acabó siendo capturado por sus oponentes. Fue entonces cuando los militares estadounidenses llevaron a cabo una operación para sacarlo del país africano, informa el medio The Times.
De acuerdo con el analista, si ese fuera realmente el objetivo, lo más fácil, seguro y rápido habría sido destruirlo de inmediato. Sin embargo, a pesar de que se trate de una versión de exportación que es simplificada, dicho sistema tiene un enorme valor para los militares del país norteamericano, ya que tenerlo a su disposición les permite estudiarlo a fondo.
Al mismo tiempo, The Time, citando a un oficial ruso, destaca que el valor del sistema capturado es sobrestimado, puesto que uno de los aliados más próximos de EEUU en Oriente Medio, los Emiratos Árabes Unidos, opera los sistemas Pantsir-S1, así que Washington podría estudiarlos allí.
Sin embargo, todavía no se conoce la versión exacta del Pantsir-S1 que ha sido capturada, ni tampoco lo que le ocurrió después.
Otras armas de Rusia en manos de EEUU
El caso del sistema de defensa antiaéreo Pantsir-S1 sacado de Libia no es el único caso en el que los especialistas estadounidenses obtuvieron unidades de armamento de fabricación soviética o rusa con el fin de estudiarlos. De hecho, otro sistema de defensa antiaérea también fue enviado a EEUU entre 2018 y 2019.
No obstante, en aquella ocasión se trató del sistema S-300PT, que tiene un mayor alcance que el Pantsir-S1 y fue vendido al país norteamericano por Ucrania, que a su vez heredó dichos sistemas tras el colapso de la Unión Soviética. Y es que las antiguas repúblicas soviéticas fueron una gran fuente de armamentos soviéticos para EEUU.
Así fue cómo los cazas Su-27 y MiG-29 llegaron al continente norteamericano después de que fueran vendidos por Bielorrusia y Moldavia, respectivamente. Incluso antes de que colapsara la URSS, sus armas caían en las manos de EEUU.
Un ejemplo de ello ha sido Egipto, que entregó los cazas MiG-23 y los sistemas de defensa antiaérea 2K12 KuB. En otras ocasiones, los militares estadounidenses lograron hacerse con distintas unidades de armas soviéticas de manera menos oficial.
Un ejemplo de ello fue el helicóptero de ataque Mi-25 de la Fuerza Aérea libia, que se estrelló al sur del país durante el conflicto con su vecino Chad en 1988. Aquella vez los militares de EEUU emplearon un helicóptero Chinook para recuperar los restos del Mi-25, considerado uno de los helicópteros más temibles para el momento.