Unos investigadores del University College London examinaron cuatro pedidos estándar de Starbucks preparados con café arábica convencional de Brasil y Vietnam, dos de las principales regiones cafeteras del mundo, y compararon su huella de carbono. Los resultados de la investigación fueron publicados en el Journal of the Royal Geographical Society.
El café latte (hecho con mucha leche) es el que más carbono produce, seguido por el capuchino, el flat white y luego por el expreso y americano sin leche.
El uso de alternativas a la leche no lácteas haría que tu bebida con cafeína favorita sea mucho más ecológica, destacan los autores del estudio Mark Maslin y Carmen Nab. El efecto sería aumentado si patrocinas las cafeterías que compran a empresas que utilizan métodos de agricultura sostenible.
Los científicos determinaron que un café latte tiene una huella de carbono de unos 0,55 kg, seguido del capuchino, con 0,41 kg, y el flat white, con 0,34 kg. No obstante, cuando el café se produce de forma sostenible, estos valores caen a 0,33 kg, 0,2 kg y 0,13 kg, respectivamente.
"Una mayor proporción de leche que de café utilizada en estas bebidas dio lugar a un aumento significativo de la huella de carbono", destacan Maslin y Nab.
Mientras tanto, un expreso sin leche tiene una huella de carbono media de unos 0,28 kg, lo que tampoco es bajo.
Hay muchas otras maneras de reducir aún más la huella de carbono del café sostenible, como la sustitución de los fertilizantes químicos por residuos orgánicos y el uso de energía renovable para alimentar los equipos agrícolas. Tostar los granos de café en el país de origen también los hace más livianos durante el transporte, de modo que los buques pueden quemar menos combustible transportando la misma cantidad de café, señalan los investigadores.
El café exige mucho espacio y recursos; se estima que el 25% de la deforestación solo en Perú está relacionada con la producción de café. Cada año, se producen más de 9.500 millones de kg de café en todo el mundo, con un valor comercial total de 30.900 millones de dólares. Se espera que la demanda mundial de café triplique la producción para 2050, lo que aumentará la presión sobre los bosques y otros hábitats de las regiones tropicales donde se cultiva.