Las masas de materia solar liberadas de la atmósfera de nuestra estrella en la tarde del 7 de diciembre se están extendiendo hacia la Tierra. Las nubes de plasma solar alcanzarán el planeta el 9 de diciembre. En total, la Tierra estará sumergida en la materia solar durante poco más de un día hasta mediados del 10 de diciembre.
Mientras tanto, la velocidad del viento solar permanecerá elevada durante casi una semana: en vez de los 400 km/seg habituales será de 600-800 km/seg.
La explosión solar ocurrió en el lado del Sol que da a la Tierra. Tuvo lugar en la misma zona donde hace una semana se había producido una potente erupción de nivel M4.4, la mayor en tres años. En ese momento, sin embargo, el área activa estaba en la parte invisible del Sol y no podía afectar a la Tierra. Ahora la zona se encuentra en una posición, desde la cual el impacto sobre la Tierra es máximo. No obstante, la potencia de la reciente fulguración fue unas 5 veces menor y se clasificó como C7.4.
Es decir, el impacto de la erupción en la Tierra se determina más por su ubicación que por la potencia.
Entre los efectos negativos, los científicos advierten de un fuerte aumento de la carga de radiación en los aparatos espaciales, así como una mayor fluctuación del campo magnético en la superficie de la Tierra.
Al mismo tiempo, habrá unas consecuencias positivas para los cazadores de la aurora boreal. El área del impresionante fenómeno natural bajará a latitudes de entre 60 y 70 grados, y se podrá observar en espacios geográficos mucho más extensos.