La nave espacial Chang'e-5 realizó el alunizaje el pasado 1 de diciembre y el día 2 pasó a la fase de perforación del suelo y recogida de las muestras. La última vez que los científicos obtuvieron muestras del suelo lunar fue en 1976.
La misión china tiene varios elementos innovadores y no repite los proyectos realizados anteriormente por otros países, aseguró a Sputnik Ígor Mitrofánov, jefe del departamento de planetología nuclear del Instituto de investigaciones del espacio de la Academia Rusa de Ciencias.
"Cuando la sonda regrese, será la primera vez en la historia que dos aparatos se acoplarán automáticamente en la órbita lunar. Otra peculiaridad es la masa de unos dos kilos de suelo recogido. Esto es diez veces más que la masa llevada a la Tierra por las naves soviéticas —menos de 200g—", explicó Mitrofánov.
El lugar de alunizaje al norte del volcán Mons Rumker en el Oceanus Procellarum, también conocido como Océano de las Tormentas, también es nuevo y no es casual. Allí se ubican unos 20 volcanes rodeados de campos de lava joven de 1.200 a 1.500 millones de años de edad. Probablemente fue la última actividad volcánica en la Luna.
"Según las observaciones orbitales, esta sustancia tiene una alta concentración de elementos radiactivos naturales. El suelo recogido en las misiones lunares de EEUU —Apolo— y la URSS —Luna— es mucho más antiguo. El análisis de la sustancia que traerá la sonda Chang'e-5 complementará nuestros conocimientos sobre la naturaleza del vulcanismo lunar y la evolución de nuestro satélite natural", explicó Mitrofánov.
Los datos permitirán investigar cuánto tiempo permaneció la Luna volcánicamente activa y cuándo perdió su campo magnético.
La sonda también podrá realizar otras misiones científicas: determinar la composición mineral del regolito, analizar la emisión de gases en la superficie lunar, medir la temperatura de las muestras.
Mientras tanto, a la Chang'e-5 todavía le esperan varios desafíos serios.
"El perforador puede atascarse en algún momento o puede fallar la carga del material recogido en la cápsula. Otra dificultad es lanzar la nave desde la Luna a una órbita determinada".
"Un riesgo muy alto está asociado con las maniobras automáticas en la órbita lunar y el acoplamiento de dos aparatos. Nadie lo ha hecho antes. Además, la nave espacial debe regresar a la Tierra sin dañar la carga", explicó Mitrofánov.
El regreso de la sonda Chang'e-5 está previsto para el 16 o 17 de diciembre en la región autónoma de Mongolia Interior.
Los científicos rusos y estadounidenses esperan que China comparta las muestras del suelo lunar con otros países, al igual que lo hicieron los científicos soviéticos en su tiempo.
Para China ya es el tercer alunizaje suave exitoso después de los realizados por las sondas Chang'e-3 y Chang'e-4 en 2013 y 2019, respectivamente.
"China está desarrollando con éxito todas las áreas principales de la cosmonáutica. Y cada nuevo proyecto es más complejo que el anterior".
El objetivo estratégico del país "es crear una base internacional de investigación lunar, liderada por China y con la participación de Rusia y Europa", señaló Mitrofánov con referencia a las palabras del secretario general de la Administración Espacial Nacional de China (CNSA), Xu Hongliang.
Rusia, mientras tanto, tiene programado el lanzamiento de su propia sonda Luna-25 para octubre del 2021.El aparato, heredero de la sonda soviética Luna-24 lanzada en 1976, debe alunizar en el polo sur del satélite: al norte del cráter Boguslavski o, si no lo consigue, al suroeste del cráter Manzinus. La sonda analizará las características del regolito de la región y estudiará la exósfera polar de la Luna. Será el primer aparato en investigar la zona polar del satélite.
Estados Unidos, a su vez, tiene previsto el retorno de los astronautas estadounidenses a la Luna en 2024 con la misión Artemis, iniciada por el presidente Donald Trump. Sin embargo, los analistas opinan que con la llegada de Joe Biden, este proyecto podría posponerse.