La retirada de EEUU del Tratado de Cielos Abiertos plantea serias preguntas ante Rusia sobre la viabilidad del acuerdo, señaló Stefanóvich, empleado del Centro de seguridad internacional del Instituto nacional de investigación de economía mundial y relaciones internacionales de la Academia rusa de las Ciencias.
"Por supuesto, su uso se reducirá. Además, es obvio que la parte rusa se enfrenta a una gran pregunta: ¿aprovechará EEUU todos los beneficios de este tratado permaneciendo fuera de él? Sus aliados están sobrevolando Rusia, pero Rusia no puede sobrevolar EEUU, la información solo se moverá en una dirección", observó el analista.
Según el experto, incluso sin EEUU el tratado podría ser útil para Rusia.
"Parece que incluso la información recogida durante los vuelos sobre los países europeos puede ser muy útil para Rusia. (…) Pero nos preocupa también que se cierren los vuelos sobre las instalaciones estadounidenses en Europa. (…) Tenemos que asegurarnos de que las ventajas sean mayores que los inconvenientes", subrayó Stefanóvich.
El Ministerio de Exteriores de Rusia había mencionado en un reciente comunicado los problemas de la posible transmisión de datos por los países europeos a EEUU, así como el posible cierre de los vuelos rusos sobre las bases de Estados Unidos en Europa.
"Por supuesto, esto es inaceptable para Rusia. Buscaremos garantías firmes de que los Estados participantes del tratado cumplan sus compromisos, en primer lugar, de asegurar la posibilidad de observar todo su territorio y, en segundo lugar, de no transferir los materiales de los vuelos de observación a terceros países que no sean miembros del tratado", declaró el ente.
El Kremlin, a su vez, lamentó la retirada de EEUU del Tratado de los Cielos Abiertos y señaló que el acuerdo se vuelve poco vital.
Ese documento, en vigor desde 2002, contaba hasta hace poco con 34 signatarios.
El 21 de mayo de 2020, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la salida de su país de este tratado con el argumento de supuestos incumplimientos por parte de Rusia, pretexto que suele usar Washington para justificar su retirada de los acuerdos internacionales. El pasado 22 de noviembre, las autoridades estadounidenses completaron el procedimiento para retirarse del acuerdo.
Varios países condenaron la decisión de la Casa Blanca.