A diferencia de la estrategia elegida por la mayoría de las economías del planeta para afrontar la presente crisis, el Gobierno mexicano decidió continuar con sus planes originales. Por esto, mantener una política fiscal austera y equilibrada y pagar la deuda externa siguen siendo las prioridades del Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador, a pesar de las críticas.
El último organismo en sugerirle un cambio en su política fue el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual revivió un planteo que meses antes había realizado el Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD): la nación norteamericana debería aumentar y "repriorizar" el gasto social.
"No puedes implementar una política de austeridad fiscal y trabajar en torno a un equilibrio de las finanzas públicas en un contexto donde están cayendo las exportaciones. Ha caído el consumo, la inversión privada y la entrada de capitales y se está frenando la actividad económica", señaló en diálogo con Sputnik Arturo Huerta, profesor de posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM.
"El principal instrumento del Gobierno es la política fiscal y debería estar aplicándola para contrarrestar esta problemática. Debería trabajar con gasto público deficitario, o sea, gastar más allá de lo que recauda y no lo hace porque no quiere caer en deuda", manifestó.
"Las finanzas públicas tienes que evaluarlas en torno a su impacto sobre la actividad económica y el empleo. Y no en torno al equilibrio fiscal o al monto de la deuda como lo han venido haciendo", agregó.
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