Ahora que ha ganado la licitación —a la que también pretendía la británica Barclays—, si se sella el acuerdo con GM Goldman Sachs se hará con más de un millón de titulares de tarjetas, de las cuales anualmente se deducen anualmente casi 8.500 millones de dólares. Esta ventaja contrasta considerablemente con el precio del acuerdo, que ronda los casi 2.500 millones.
Las partes esperan sellar el acuerdo en las próximas semanas si todo sale bien. También es probable que Goldman Sachs pague una pequeña prima por las deudas que tienen los tenedores de las tarjetas actuales. Si en el futuro el banco sufre pérdidas a raíz de esta compra, podrá vender a los titulares de las tarjetas de GM sus propios productos para compensarlas. Entre ellos figuran cuentas de ahorro en línea, préstamos personales y productos de inversión.
Goldman Sachs es nuevo en el mercado de las tarjetas de crédito. Su victoria sobre Barclays es la segunda en el respectivo sector. El banco de inversión estadounidense lanzó su primera tarjeta de crédito en 2019 con la empresa Apple, y ahora está buscando otras ofertas.
El gigante estadounidense continúa irrumpiendo en el mercado de préstamos en un momento bastante complicado. Los bancos de todo el mundo se han visto obligados a aplazar los pagos por créditos para millones de titulares de tarjetas de crédito que, por su parte, se han topado con dificultades financieras a causa de la pandemia. A diferencia de Goldman Sachs, lo que hacen ahora muchas otras entidades financieras es reservar miles de millones de dólares por si llega el momento de cubrir con urgencia las posibles pérdidas si la deuda no se paga.
Sin embargo, parece que al banco estadounidense no le asusta este riesgo. Por ahora, Goldman Sachs no dispone de sucursales ni de marcas mundialmente reconocidas. Es la segunda causa por la que recurre a este acuerdo. Firmarlo le ayudaría a encontrar a más clientes.