Las manifestaciones de los seguidores de los partidos que no superaron el umbral electoral del 7% derivaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en los que centenares de personas resultaron heridas.
Los manifestantes irrumpieron en la Casa Blanca de Biskek, sede del parlamento y del gabinete presidencial. También ocuparon el ayuntamiento de la capital.
El presidente de Kirguistán, Sooronbái Zheenbékov, denunció un intento de toma violenta del poder e instó a poner fin a los disturbios. El 6 de octubre la Comisión Electoral invalidó los resultados de las elecciones. El mismo día, el primer ministro de Kirguistán, Kubatbek Boronov, presentó su dimisión.