Beberse un café antes de beber o comer algún otro alimento puede hacer que el nivel de azúcar en sangre se desestabilice. A esta conclusión han llegado los fisiólogos involucrados en el estudio tras seleccionar a 29 hombres y mujeres sanos con los que realizaron tres experimentos diferentes.
En el primero, los participantes consumieron una bebida azucarada justo después de despertarse tras un descanso nocturno normal. El segundo grupo hizo lo mismo, solo que en vez de dormir bien, tuvo un sueño interrumpido cada hora a lo largo de la noche.
Por último, el tercer grupo de sujetos tuvo la misma experiencia de sueño intermitente, pero tomó solo un café bien cargado 30 minutos antes de consumir la bebida azucarada.
Este resultado va en la misma línea de estudios anteriores que revelaron que la cafeína tiene la capacidad de causar resistencia a la insulina, lo cual trastoca los valores normales de glucosa en sangre.
Según los investigadores, estos resultados ponen de relieve un riesgo muy generalizado de incidencia de enfermedades como la diabetes o como algunas enfermedades coronarias, dada la popularidad del café a nivel mundial.
Eso sí, no por eso hay que dejar de disfrutar de esta bebida. Simplemente hay que tratar de desayunar de manera abundante antes de prepararse una taza de café.