Los arqueólogos que excavaron en la cueva de Lapa do Picareiro, en la costa atlántica de Portugal central, han desenterrado herramientas de piedra características de los humanos modernos. Los hallazgos, que datan de hace unos 41.000-38.000 años, vinculan la cueva con otros sitios de Eurasia y la llanura rusa que han producido herramientas similares.
"La pregunta de si los últimos neandertales sobrevivientes en Europa fueron reemplazados o asimilados por los humanos modernos entrantes es un asunto de larga data, sin resolver", declaró el coautor del artículo, Lukas Friedl, de la Universidad de Bohemia Occidental, en la República Checa.
"Las primeras fechas de los instrumentos de piedra auriñacienses en Picareiro probablemente descartan la posibilidad de que los humanos modernos llegaran a la tierra vacía de neandertales, y eso es en sí mismo emocionante", añadió.
Todavía no queda claro cómo llegaron los primeros hombres modernos a la zona.
"La gente probablemente migró a lo largo de los ríos que fluyen de este a oeste en el interior, pero una ruta costera es todavía posible", concluyó el coautor del artículo y antropólogo Jonathan Haws de la Universidad de Louisville en Kentucky.
En la cueva de Lapa do Picareiro se encuentra un registro de ocupación humana durante unos 50.000 años. Los investigadores han extraído del sitio ricos depósitos arqueológicos, incluyendo no solo herramientas de piedra, sino también miles de huesos de animales que muestran signos de haber estado involucrados en actividades de caza, carnicería y cocina.
Mientras tanto, la última ocupación neandertal en el sitio tuvo lugar entre hace unos 45.000 y 42.000 años. Aunque estas fechas sugerirían que los humanos modernos llegaron después de que los neandertales desaparecieran, se ha encontrado que una cueva cercana, conocida como Oliveira, contiene evidencia de ocupación neandertal que data de hace 37.000 años.
Esto, según los expertos, sugiere que los dos grupos pueden haber convivido en la zona durante varios miles de años.
"Si los dos grupos se superpusieron durante algún tiempo en las tierras altas del Atlántico portugués, pueden haber mantenido contactos entre sí e intercambiado no solo tecnología y herramientas, sino también parejas", aseguró el autor del artículo, Nuno Bicho.
Las excavaciones aún no han llegado al fondo de la cueva, dijeron los investigadores, quedando una 'enorme' cantidad de sedimento para futuros trabajos.
Los hallazgos del estudio se publicaron en Proceedings of the National Academy of Sciences.