Unas almas caritativas se apiadaron de una pobre gaviota que no había tenido suerte en Ocean Beach, San Diego (EEUU). El animal llegó a la playa californiana tras enredarse con materiales que le impedían volar.
Un joven trata de liberarla pero el ave no se deja ayudar, hasta el punto de que se lleva varios picotazos en las manos. Finalmente, la paciencia da sus frutos y muy pronto la gaviota vuelve a echar el vuelo.
Eso sí, no sin antes ser aplacada por un perro que andaba por allí y que estuvo a punto de frustrar la operación de todos los presentes. Suerte que un testigo, quizás el dueño, lo agarró por la cola y el pájaro pudo volver a surcar el cielo.