Belka y Strelka, las 2 perritas callejeras que se convirtieron en cosmonautas

Laika fue el primer animal en volar al espacio, el 3 de noviembre de 1957, pero en aquel entonces los científicos soviéticos todavía no sabían cómo traer de regreso las naves espaciales a la Tierra. Belka y Strelka fueron los primeros animales en volver ilesos a nuestro planeta tras un viaje espacial. En poco más de 25 horas de vuelo, dieron 17 vueltas completas alrededor de nuestro planeta.

Un día después de regresar de su histórico viaje, Belka y Strelka participaron en una conferencia de prensa como si nada.
En la foto: el académico Oleg Gazenko, pionero de la medicina espacial, y las perras cosmonautas Belka y Strelka durante la conferencia de prensa.

La idea de preparar a perros para los vuelos experimentales y no a chimpancés, como hacían los estadounidenses, fue del director del programa espacial soviético, Serguéi Koroliov. A diferencia de los monos, que arrancan cables y sensores, los perros eran más fáciles de entrenar y podían permanecer en la misma posición durante días. Se eligieron perros callejeros por ser animales poco caprichosos, acostumbrados a difíciles condiciones. Los criterios eran un peso de menos de seis kilogramos, una altura de hasta 35 centímetros, una edad entre 2 a 6 años y que fueran del sexo femenino. Era importante también que tuvieran un pelaje de color claro, para que fuera facil verlos en los monitores de baja resolución de la época.
En la foto: Belka durante las preparaciones para su vuelo

Se seleccionaron un total de 12 perros. Los prepararon durante varios meses: les enseñaron a estar en las estrechas cabinas durante mucho tiempo, a obtener sus alimentos de una máquina de alimentación especial, a usar ropa y sensores. Los cosmonautas de cuatro patas, así como las personas que les siguieron, pasaron por pruebas en una centrífuga, en una cámara de presión y una cámara de aislamiento para que ya no tuvieran miedo de los espacios confinados.
En la foto: Belka y Strelka, en 1960.

Belka y Strelka se desempeñaron bien durante las pruebas. Sin embargo, se les asignó la función de 'cosmonautas de respaldo'. Serguéi Koroliov había elegido a otros perros para la tripulación principal: Lisichka y Chaika. La nave con estas dos perritas, sin embargo, explotó en el lanzamiento, matando a los animales instantáneamente. El incidente fue el motivo por el que la nave Sputnik 5, en la que Belka y Strelka fueron al espacio, estaba equipada con una cápsula con capacidad de eyección.
Foto: un esquema de la cabina presurizada con el compartimiento eyectable a bordo de la nave espacial Sputnik 5.

Además de los dos perros, en el compartimento eyectable se encontraban 12 ratones, unos insectos y algunos tipos de microbios y plantas. En la cabina, pero fuera de este compartimiento, se colocaron 28 ratones más y un par de ratas blancas.
En la foto: imágenes de Belka, transmitidas desde la nave espacial durante su vuelo.

El principal papel de la misión canina era proporcionar una respuesta a una importante pregunta: ¿vale la pena enviar a un hombre al espacio? El viaje de las perritas dio una respuesta afirmativa.
En la foto: unos médicos sacan a los perros experimentales de la cabina tras el aterrizaje.

El vuelo de Belka y Strelka permitió a los médicos concluir que, con la preparación adecuada, el cuerpo humano soportaría una elevada fuerza g y el estado de ingravidez.
En la foto: el compartimiento eyectable en donde volaron Belka y Strelka.

A pesar de que Belka y Strelka experimentaron un elevado estrés, después de su vuelo sus organismos volvieron rápidamente a un estado de normalidad.
En la foto: Belka y Strelka durante una entrevista con un corresponsal de la radio de Moscú, en 1960.

Ambos perros vivieron una larga vida de honor y gloria tras su vuelo al espacio. Fueron llevados a exposiciones, mostrados a escolares y estudiantes universitarios.
En la foto: Belka y Strelka en 1960.

Unos meses después del vuelo, Strelka se convirtió en mamá de seis tiernos cachorritos.
En la foto: una niña acariciando a los perros espaciales Belka y Strelka, 1960.

A pedido del entonces líder soviético Nikita Jrushchov, se regaló uno de los hijos de Strelka a la primera dama de EEUU, Jacqueline Kennedy.
En la foto: un monumento a Belka y Strelka en la región de Moscú.