2020 está siendo un año complicado para las finanzas, y eso se está notando en el sector del oro. Como valor refugio tradicional, el metal precioso se ha convertido en los últimos meses en el recurso de confianza de los inversores ante la gran inestabilidad de los mercados, y he aquí el resultado: el mayor máximo histórico de su precio desde 2011.
Durante siete semanas el oro ha ido aumentando su cotización con el coronavirus de fondo, y ahora ha alcanzado su máximo debido a las tensiones geopolíticas que se están viviendo entre China y EEUU. Esto ha convertido al oro en un activo más atractivo que los demás.
Según el economista ruso Yaroslav Kabakov, esto era algo que se podía prever, y el experto augura nuevos máximos en las próximas semanas o meses.
"Diré que en los últimos meses el precio [del oro] rondaba los 1.800 dólares la onza troy, conque el alza hacia el máximo se pronosticaba. Tanto es así que el precio puede llegar a los 2.000 dólares en el futuro próximo. ¿Por qué ocurre esto? Se debe a unas políticas monetarias bastante indulgentes de parte de los bancos centrales y a un flujo constante de liquidez al mercado" explica Kabakov.
Todo se reduce al dicho carácter de valor refugio del oro. En este contexto resulta más atractivo invertir en oro que en bonos del Tesoro, explica el experto.
"Dado que la rentabilidad de los bonos del Tesoro no ofrece a los inversores las posibilidades necesarias para invertir, el oro se está convirtiendo en un instrumento al que muchos inversores se están pasando, que cubre los riesgos de inflación, lo que incluye la posible corrección de los precios de otros activos", concluye el interlocutor de Sputnik.