Científicos del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales de Panamá investigaron cómo se ve afectada la capacidad de comunicación del murciélago de la especie Desmodus rotundus, conocido como vampiro común, en caso de enfermedad.
Cuando un vampiro está aislado, procura interactuar con otros vampiros, con fines sociales o de reproducción realizando estas vocalizaciones. Sin embargo, cuando el vampiro enferma, los llamados son menos frecuentes, con lo cual disminuye también el contacto social. ¿Es este un caso de aislamiento social voluntario?
¿Murciélagos en cuarentena?
Los científicos inyectaron un lipopolisacárido (LPS) a los murciélagos para comprobar cómo se comportan en aislamiento estando enfermos. El LPS, también llamado endotoxina, es una molécula presente en las membranas exteriores de las bacterias gramnegativas. Al entrar una bacteria en un organismo, el LPS cumple un rol importante ya que activa la respuesta inmunológica del sistema inmunitario, es decir, desencadena la infección.
Según indica el The New York Times, en virtud de los resultados del estudio y de otras pruebas anteriores que mostraban una menor actividad física social en murciélagos inyectados con LPS, los científicos concluyeron que los vampiros no se recluyen voluntariamente para prevenir la infección grupal, sino que los síntomas generan un malestar que afecta la cantidad de vocalizaciones de llamada que realizan.
"Es como nosotros [...] Cuando están enfermos y sintiéndose mal, no están interesados en interacciones sociales", dijo el científico a cargo de la investigación, Sebastian Stockmaier, doctorado del Departamento de Biología Integrativa de la Universidad de Texas en Austin, EEUU.
Amistad entre vampiros: lazos de sangre
Los vampiros desarrollan fuertes vínculos sociales con sus congéneres. Dedican una importante parte de su rutina diaria a higienizarse y desparasitarse entre sí. Este comportamiento es llamado acicalamiento social, similar al que se da entre otras especies, incluidos los seres humanos.
El acicalamiento establece fuertes vínculos comunitarios entre los vampiros, que pueden durar casi toda la vida. Según establece un estudio publicado en Current Biology, el lazo social construido por el acicalamiento es tan sólido que aquellos vampiros que pasan varios días sin poder alimentarse son provistos de sangre por sus compañeros, quienes la regurgitan en sus bocas. Algo así como una amistad.