A pesar del corto tiempo que Bolsonaro lleva en el cargo, "hoy en día está muy cerca de ser uno de los presidentes con más pedidos de impeachment, pues cada 10 días se presenta uno", consideró Andrés del Río, profesor e investigador de la Universidad Federal Fluminense. Su comentario fue ante los distintos frentes judiciales y políticos que enfrenta el mandatario, en el poder desde enero de 2019.
Con sus votos asegurados, no es posible que el juicio político sea aprobado. Pero existen otros procesos en el Supremo Tribunal Federal (STF) y en el Tribunal Superior Electoral que "tienen que ver con delito de fake news y actos antidemocráticos".
¿Noticias?
"Una de las causas que más preocupa a Bolsonaro es la de fake news [noticias falsas], que lleva el propio STF y que este jueves 18 resolvió por votación de 11 a 1 a favor de su legalidad y continuación del proceso", indicó el entrevistado.
A finales de mayo la Policía Federal realizó varios allanamientos en oficinas públicas y particulares. Buscaban evidencia sobre el funcionamiento del "Gabinete del Odio", estructura que operaba supuestamente desde Brasilia para la difusión de noticias falsas y el ataque a los opositores al Gobierno.
"Su hijo Carlos, el tercero o '003' como se lo llama acá, supuestamente lidera ese gabinete que dispara fake news de forma masiva con dinero público" y de empresas privadas, que además son investigadas por "financiamiento ilegal de campaña", dado que se trataría del mismo esquema que usó el bolsonarismo y que explicaría su triunfo en 2018.
El académico —experto en políticas públicas— indicó que los magistrados del STF tienen cierto apuro por avanzar en la causa, "porque están sufriendo amenazas de muerte y también sus familias".
Una de las consecuencias que podría tener esta investigación es que, si se prueban las denuncias, se podrían cancelar "las candidaturas del presidente Bolsonaro y del vicepresidente Hamilton Mourão, y se llame nuevamente a elecciones. Es una posibilidad en este proceso", ilustró Del Río.
Cae un ministro y amigo
El presidente recibió esta semana dos golpes con pocas horas de diferencia. El más reciente tiene que ver con la salida del Gabinete del titular de Educación, Abraham Weintraub, quien había asumido en abril.
"Cuando asumió, dijo que es contrario Paulo Freire, que es el patrono de la educación brasileña y que iba a pacificar el Ministerio, y que todo los que estaban en contra ya se podían ir yendo. Su objetivo era destruir las instituciones públicas de la educación", apuntó Del Río.
Pero no cayó por eso, sino por su participación en protestas de grupos de ultraderecha en las que se pedía el cierre del Congreso y del Poder Judicial, e incluso se especula que sus vínculos con el gabinete del odio serían el verdadero motivo.
Cae un socio y amigo
El otro golpe fue la captura de Fabricio Queiroz por parte de la Policía, en el marco de un investigación por lavado de dinero con Flavio Bolsonaro en su época de diputado.
"Los vínculos son muy grandes. Bolsonaro conoce a Queiroz desde 1981 y su hijo heredó a Queiroz y su esquema de corrupción. Queiroz fue asesor de Flavio desde 2003 a 2019", dijo Del Río.
En ese período Queiroz lideró un esquema de corrupción que consistía "en contratar a personas para trabajar en la asamblea, pero no iban a trabajar y devolvían 90% del salario", agregó. Esos contratos habrían beneficiado a familiares e integrantes de las llamadas milicias de Río de Janeiro, expolicías y exmilitares que controlan vastos territorios y negocios de la ciudad carioca.
Por ejemplo, están acusados del control de droga y armas, y de asesinar a la concejal Marielle Franco. "Queiroz era líder del escritorio del crimen, un escritorio miliciano al que pertenecía Adriano Nobrega, ejecutado en febrero de este año y era uno de los imputados como asesino de Marielle. Todos los vínculos son cercanos a Bolsonaro y no son de poco tiempo, son estructurales", sentenció Del Río.