Un antiguo Moskvich-412, que ya no sirve para recorrer las carreteras, fue el objeto perfecto para ver el poder de las balas.
El auto fue dividido en varias zonas: el área del motor, la puerta delantera, el pilar central, el maletero y la parte considerada como la más fuerte contra las balas del enemigo: el eje trasero.
Para ver si las balas realmente atravesaban el escudo, se colocaron unas placas de madera fina al otro lado del auto.
Los especialistas optaron por empezar con el fusil de asalto AK-203, cargado con balas con varilla de penetración de acero (minuto 1.34 del vídeo). Las balas disparadas contra el motor se quedaron atascadas en él.
Mientras tanto, las balas lanzadas contra las puertas y el maletero lograron atravesar el auto. Con ello, destacan los autores del vídeo, en su mayor parte las trayectorias de los proyectiles fueron desviadas. Al mismo tiempo, la bala disparada contra el eje trasero quedó fraccionada.
Después, se usaron las balas trazadoras (minuto 3.45 del vídeo) y antiblindaje (minuto 4.21), con los mismos resultados.
Entonces dejaron de jugar con el auto y pasaron a usar las granadas. En particular, empezaron con la granada VOG-25 de 40 milímetros (minuto 6.11), que dejó daños sustanciales en el auto, pero no lo descartó como escudo.
La faena fue rematada con la artillería pesada: una granada del RPG-7, que penetró el auto, y una granada termobárica, que lo dejó completamente desintegrado.
"Si se ha visto envuelto en un tiroteo contra un enemigo que tiene una granada termobárica, no es buena idea cubrirse detrás de un auto", concluyen los expertos.