Casey logró apretar el brazo y aumentar la presión, lastimando a su rival y obligándola a dar un golpecito mientras gritaba.
La estadounidense ganó el combate con una sumisión (ámbar) en el primer asalto.
El evento fue el tercer espectáculo consecutivo de la UFC en solo ocho días en la arena de Jacksonville y, al igual que los dos anteriores, se desarrolló a puertas cerradas, sin la asistencia del público. Los espectadores que veían los combates por televisión podían oír cada puñetazo y patada, así como los consejos de esquina de ambos equipos durante cada combate.
"Estoy feliz. Feliz de tener mi trabajo, feliz de tener a mi equipo detrás de mí, a toda mi familia, a todos mis seguidores que han pasado por los altibajos del mundo de la lucha y mi carrera en la UFC, así que estoy feliz de estar donde estoy", agregó la luchadora