Este efecto nocivo se debe a la presencia del ácido úrico en las heces de las aves, que penetra en la pintura. Es un problema muy conocido, por lo cual Ford lleva al límite sus métodos de aplicación de la pintura sobre sus vehículos.
Una vez aplicados sobre las superficies, estas se calientan hasta unas temperaturas que varían entre los 40 y 60 grados centígrados, para imitar así una exposición a los agentes nocivos durante un tiempo prolongado.
Una cosa que aconsejan hacer los especialistas de Ford, citados por el medio The Drive, en el caso de que los pájaros confundan su auto con un aseo público, es quitar sus heces antes de que se sequen. Para ello la mejor opción es usar agua tibia y un jabón neutro.
También se recomienda encerar el auto dos veces al año. Sin embargo, destacan los especialistas, por mucho esfuerzo que los fabricantes de autos empleen para crear una pintura resistente a los excrementos de pájaros, la opción más efectiva es tenerlos aparcados en un garaje cerrado.