La nueva iniciativa requiere que EEUU reduzca de 11 a 9 su flota de portaviones, y cuente con 65 buques no tripulados o ligeramente tripulados. Además, se planea que el número de buques grandes de superficie varíe entre 80 y 90 unidades y, que el de naves pequeñas, aumente hasta situarse entre 55 y 70 unidades.
¿A qué se debe el cambio de estrategia según el Pentágono?
La reconfiguración forma parte de una continua revisión de la Armada por parte del Departamento de Defensa y responde a lo en su día declarado por el Secretario de Defensa, Mark Esper: el Pentágono busca deshacerse de los portaviones como pieza central a la hora de proyectar fuerza y quiere enfocarse más en la producción de buques no tripulados que sean capaces de sacrificarse en caso de conflicto.
A su vez Mark Esper ya en marzo del 2020 comunicó al medio que había propuesto al Pentágono realizar una serie de maniobras navales en los próximos meses para allanar el camino hacia una nueva Armada que sea más ligera. No obstante, subrayó que aun así los portaviones tienen mucha importancia para EEUU.
"Demuestran el poder estadounidense, el prestigio estadounidense. Llaman la atención de la gente. Son un gran factor disuasivo. Nos proporcionan una gran capacidad", destacó el funcionario estadounidense en aquel entonces.
Ahora, la Armada estadounidense posee unos 20 buques de combate litoral. El nuevo programa requiere que en el futuro la Marina aumente el número de estas naves hasta 55 unidades y adquiera otras 15, presumiblemente fragatas. El mayor cambio representa el aumento de la flota de los buques pequeños no tripulados o ligeramente tripulados.
"Para mí, es ahí donde debemos avanzar. Necesitamos hacerlo de una manera mucho más agresiva. Eso nos permitiría aumentar los números rápidamente, y creo que podemos llegar a 355, si no a más, en 2030", concluyó.
¿Puede haber algo más detrás de los planes de EEUU?
El periodista ruso Andréi Kots destaca que los distintos expertos en materia militar entrevistados por Sputnik coinciden en que los analistas del Pentágono buscan reducir su flota de portaviones porque Rusia y China han logrado desarrollar nuevos sistemas antibuques muy eficientes.
¿Cómo serán los drones navales de EEUU?
Basándose en la documentación disponible, el periodista ruso analizó cómo serían los futuros drones navales que el Pentágono busca crear casi a la vez y qué misiones llevarían estos a cabo. Según Kots, el Pentágono podría llegar a producir tres clases de estas naves:
- sistemas grandes que portarán armas pesadas;
- medianos que se utilizarán para tareas de reconocimiento y para guerra electrónica;
- pequeños que se emplearán para colocar minas y ampliar el alcance de los sistemas de comunicación existentes.
Este año, el Pentágono espera recibir las dos naves más grandes construidas en el marco del proyecto Large Unmanned Surface Vessel (LUSV), o buque de superficie no tripulado grande. Con un desplazamiento de 2.000 toneladas, esta nave autónoma tendrá un tamaño parecido al de una corbeta. Inicialmente el LUSV se utilizará junto con los buques de guerra convencionales y funcionará como una rampa de lanzamiento de misiles, es decir, disparará munición a los objetivos y regresará a la base para recargar. Sin embargo, posteriormente estos drones podrán actuar de forma independiente durante unos 90 días.
Además, el MUSV tendría que contar con una cubierta lo suficientemente para instalar dos contenedores de 12 y 6 metros. Su velocidad máxima debería alcanzar los 50 km/h cuando el mar esté en calma y la de crucero debería ser de al menos 30 km/h. El alcance debería ser no menos que 8.300 kilómetros y, la autonomía de navegación, de 60 a 90 días. Mientras tanto este vehículo naval no tripulado utilizaría el combustible diesel del estándar F-76 de la OTAN, lo que significa que podría repostar en las bases navales de los aliados europeos de EEUU. El Pentágono, según Kots, espera recibir dichos drones este año.