El ganador del premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz, de la Universidad de Columbia, recordó que en un mundo globalizado donde las fronteras no importan, siempre podríamos recurrir a otros países si algo sucediera en el nuestro. Ahora, las fronteras de repente pasaron a importar más para los Estados a medida que tratan de afrontar la escasez de máscaras y equipos médicos y luchan por conseguir suministros.
Cuando nada favorece la globalización
Hasta la fecha las empresas solían buscar a los fabricantes que les podían ofrecer el menor costo para cada eslabón de su cadena de suministro. Aunque lo hacían con el objetivo de hacer que su negocio fuese aparentemente más eficiente, finalmente resultaron estar miopes, destaca el economista, citado por la revista estadounidense Foreign Policy.
Algunos políticos podrán utilizar los temores a las fronteras abiertas para imponer más restricciones proteccionistas al comercio con la excusa de restablecer la autosuficiencia nacional, supuso la principal economista del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath.
Los mercados emergentes que han respetado la globalización, abriéndose constantemente a los flujos de capitales, podrán volver a imponer controles fiscales mientras que luchan por protegerse de las fuerzas desestabilizadoras causadas por el repentino estancamiento de la economía global.
Los temores de la gente común amenazan con echar más leña al fuego si esta decide reevaluar sus riesgos individuales, reduciendo sus viajes a plazos indefinidos. De estas manera revertirán la movilidad internacional, que ha ido aumentado durante medio siglo.
"Ahora, solo los líderes mundiales son capaces de prevenir este desenlace y preservar el espíritu de unidad internacional que nos ha mantenido unidos durante más de 50 años", enfatizó.
El deterioro global
Según Adam Posen, presidente del Instituto Peterson para Economía Internacional, la pandemia empeorará las cuatro condiciones económicas que existieron antes de la crisis sanitaria. Estas condiciones son:
- el estancamiento;
- la desigualdad;
- la dependencia del dólar;
- el nacionalismo económico.
Si bien EEUU podría empezar a ser menos atractivo para la inversión, el mundo continuará dependiendo demasiado del dólar, moneda que utilizará para mantener la financiación y el comercio. Esta dependencia podrá justificarse por la seguridad de la divisa estadounidense y el aparente riesgo relacionado con la inversión en las economías en desarrollo. La insatisfacción general por ese estado de las cosas continuará.
Los bancos les toman la delantera a los políticos
El caos provocado por la pandemia podría dejar unas cicatrices muy profundas en la economía global. En estas circunstancias los bancos centrales se verán obligados a romper sus propias reglas para afrontar los desafíos existentes, considera el profesor de la Universidad Cornell Eswar Prasad.
Algunos de los reguladores financieros ya han cambiado de plan. Por ejemplo, con el objetivo de fortalecer los mercados la Reserva Federal de EEUU ha pasado a comprar activos y ha provisto de liquidez a otros bancos centrales. El Banco Central Europeo ha anunciado un apoyo "sin límites" al euro y declaró que compraría masivamente los bonos gubernamentales y los corporativos, así como otros activos. El Banco de Inglaterra pasó a financiar directamente el gasto público.
"En su día considerados cautelosos y conservadores, los banqueros centrales han demostrado que pueden actuar con agilidad, audacia y creatividad en tiempos convulsos. Incluso cuando los líderes no quieren coordinar sus políticas a través de las fronteras, los banqueros centrales pueden actuar en el concierto", aseveró.
Sin embargo, Prasad subrayó que en el futuro los bancos podrían llegar a lamentar haber adoptado un papel tan grande tras haber generado expectativas poco realistas.
La economía global nunca será como antes
Cuando comenzaron los cierres, el primer impulso fue buscar analogías históricas, de acuerdo con el director del Instituto Europeo de la Universidad de Columbia, Adam Tooze.
"¿1914, 1929, 1941? Desde entonces, lo que ha salido a la luz cada vez con una mayor intensidad es la novedad histórica del 'shock' que estamos viviendo ahora. Hay algo nuevo bajo el sol. Y es horrible", advierte el experto.
Hoy en día muchos países se enfrentan a un shock económico mucho más profundo y más salvaje de lo que jamás han experimentado antes, según Tooze.
En el comercio al por menor, que ya está bajo una fuerte presión a manos de la competencia, el cierre temporal puede resultar terminal para las tiendas que no volverán a abrir. Para millones de trabajadores y propietarios de pequeñas empresas las consecuencias causadas por la pandemia serán catastróficas. Con todo eso, cuanto más tiempo se mantenga el cierre, más profundas serán las cicatrices y más lenta será la recuperación económica, considera el profesor.
A su vez, la profesora de la Escuela de Negocio Haas de la Universidad de California Laura D'Andrea Tyson advierte que la pandemia y la recuperación posterior acelerarán la digitalización y la automatización del trabajo, tendencias que han erosionado los empleos que requieren habilidades medias y han llevado a que aumenten los de habilidades altas.
Los cambios en la demanda configurarán la futura estructura del PIB. Si bien la participación de los servicios en la economía seguirá aumentando, los que se prestan en persona disminuirán y sobre todo en el comercio minorista, la hostelería, el turismo, la educación y el gobierno. Muchos empleos de atención al cliente, de bajos salarios y baja calificación proporcionados por empresas pequeñas no volverán con la recuperación final.
"Sin embargo, los trabajadores que brindan servicios esenciales como la policía, los bomberos, la atención médica, la logística, el transporte público y los alimentos tendrán una mayor demanda en el mercado laboral, creando nuevas oportunidades y aumentando la presión para que se suban los salarios y mejoren los beneficios", concluyó la experta tras recordar que tradicionalmente los empleados de estos sectores han cobrado salarios bajos.