A unos 2.900 kilómetros bajo nuestro pies se unen el núcleo exterior, compuesto por materiales líquidos, y la sección inferior del manto. En el punto de transición de un estrato a otro se produce un drástico cambio de temperatura de más de 1.000 grados.
Tal y como ha observado el equipo del profesor emérito de Geología de la Universidad de California en Davis, Charles Lesher, sus experimentos, realizados a gran temperatura y presión, dan resultados que permiten comprender por qué hay más isótopos pesados de hierro en las rocas del manto de la Tierra que en los meteoritos de condrita (el material principal que formaba el sistema solar en sus primeras etapas).
"Si estamos en lo cierto, los resultados sugieren que el hierro del núcleo ha estado filtrándose al manto durante miles de millones de años", comenta el principal autor de la investigación. Esto, de acuerdo con el experto, quedaría confirmado por los flujos de lava que se observaron en un pasado en puntos calientes como Samoa y Hawái, la cual estaba enriquecida con isótopos pesados de hierro.
El equipo de Lesher también sostiene que los resultados obtenidos son de ayuda para entender cómo interactúan el núcleo y el manto, lo cual es muy importante para interpretar imágenes sísmicas del manto inferior.