El coronavirus está provocando un paro generalizado de la actividad económica y el transporte que (a pesar de todo los problemas que desató) fue positivo para reducir las emisiones de CO2, dióxido de nitrógeno y partículas finas. En Pekín, una de las ciudades más contaminadas del mundo, por primera vez en mucho tiempo se vio el cielo despejado.
Aunque la famosa activista sueca de 17 años está autorecluida porque cree que puede haber contraído la enfermedad, millones de jóvenes alrededor del mundo continuarán sus protestas, pero lejos de las calles.
Hasta ahora, estudiantes de todo el mundo faltaban a clase los viernes y se reunían con carteles y cánticos frente a los parlamentos para exhortar a los legisladores a que tomaran medidas más drásticas para mitigar y frenar los efectos del cambio climático. Después de que el COVID-19 se transformó en una pandemia, decidieron protestar a través de las redes sociales y no tuvieron que faltar a clases; muchos Gobiernos las suspendieron tras confirmar los primeros casos en sus países.
"Somos gente que escucha a los científicos y sería hipócrita por nuestra parte no tratar esto como una crisis", dijo a The New York Times Saoi O'Connor, un organizador de Fridays for Future en Irlanda.
Thunberg escribió en Twitter: "en una crisis cambiamos nuestro comportamiento y nos adaptamos a las nuevas circunstancias para el bien de la sociedad".
Además, Fridays for Future anunció que de ahora en más cada viernes organizarán #TalksForFuture, un coloquio con expertos científicos, periodistas y activistas ambientales que será transmitido en vivo a través de las redes sociales.